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2 REYES 6 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en que moramos contigo nos es estrecho.

2 Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno una viga, y hagamos allí lugar en que habitemos. Y él dijo: Andad.

3 Y dijo uno: Te rogamos que vengas con tus siervos. Y él respondió: Yo iré.

4 Se fue, pues, con ellos; y cuando llegaron al Jordán, cortaron la madera.

5 Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: ¡Ah, señor mío, era prestada!

6 El varón de Dios preguntó: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el hierro.

7 Y dijo: Tómalo. Y él extendió la mano, y lo tomó.

8 Tenía el rey de Siria guerra contra Israel, y consultando con sus siervos, dijo: En tal y tal lugar estará mi campamento.

9 Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel: Mira que no pases por tal lugar, porque los sirios van allí.

10 Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar que el varón de Dios había dicho; y así lo hizo una y otra vez con el fin de cuidarse.

11 Y el corazón del rey de Siria se turbó por esto; y llamando a sus siervos, les dijo: ¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel?

12 Entonces uno de los siervos dijo: No, rey señor mío, sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu cámara más secreta.

13 Y él dijo: Id, y mirad dónde está, para que yo envíe a prenderlo. Y le fue dicho: He aquí que él está en Dotán.

14 Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad.

15 Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?

16 El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.

17 Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.

18 Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo.

19 Después les dijo Eliseo: No es este el camino, ni es esta la ciudad; seguidme, y yo os guiaré al hombre que buscáis. Y los guió a Samaria.

20 Y cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre los ojos de éstos, para que vean. Y Jehová abrió sus ojos, y miraron, y se hallaban en medio de Samaria.

21 Cuando el rey de Israel los hubo visto, dijo a Eliseo: ¿Los mataré, padre mío?

22 El le respondió: No los mates. ¿Matarías tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua, para que coman y beban, y vuelvan a sus señores.

23 Entonces se les preparó una gran comida; y cuando habían comido y bebido, los envió, y ellos se volvieron a su seÑor. Y nunca más vinieron bandas armadas de Siria a la tierra de Israel.

24 Después de esto aconteció que Ben-adad rey de Siria reunió todo su ejército, y subió y sitió a Samaria.

25 Y hubo gran hambre en Samaria, a consecuencia de aquel sitio; tanto que la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de palomas por cinco piezas de plata.

26 Y pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le gritó, y dijo: Salva, rey señor mío.

27 Y él dijo: Si no te salva Jehová, ¿de dónde te puedo salvar yo? ¿Del granero, o del lagar?

28 Y le dijo el rey: ¿Qué tienes? Ella respondió: Esta mujer me dijo: Da acá tu hijo, y comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío.

29 Cocimos, pues, a mi hijo, y lo comimos. El día siguiente yo le dije: Da acá tu hijo, y comámoslo. Mas ella ha escondido a su hijo.

30 Cuando el rey oyó las palabras de aquella mujer, rasgó sus vestidos, y pasó así por el muro; y el pueblo vio el cilicio que traía interiormente sobre su cuerpo.

31 Y él dijo: Así me haga Dios, y aun me añada, si la cabeza de Eliseo hijo de Safat queda sobre él hoy.

32 Y Eliseo estaba sentado en su casa, y con él estaban sentados los ancianos; y el rey envió a él un hombre. Mas antes que el mensajero viniese a él, dijo él a los ancianos: ¿No habéis visto cómo este hijo de homicida envía a cortarme la cabeza? Mirad, pues, y cuando viniere el mensajero, cerrad la puerta, e impedidle la entrada. ¿No se oye tras él el ruido de los pasos de su amo?

33 Aún estaba él hablando con ellos, y he aquí el mensajero que descendía a él; y dijo: Ciertamente este mal de Jehová viene. ¿Para qué he de esperar más a Jehová?

  X


1 Los hermanos profetas dijeron a Eliseo: "Mira, el lugar donde estamos reunidos se nos hace estrecho.

2 Vayamos al Jordán y tomemos cada uno un madero, y nos haremos allí una pieza para juntarnos." Eliseo les contestó: "Vayan."

3 Uno de ellos le dijo: "¿Por qué no nos acompañas?"

4 Eliseo, pues, se fue con ellos y, llegando al Jordán, se pusieron a cortar árboles.

5 Estaba uno derribando un árbol cuando se le cayó el hacha al río, y exclamó: "¡Ay, mi señor, un hierro que me habían prestado!"

6 El hombre de Dios le preguntó: "¿Dónde ha caído?" Y le mostraron el lugar. Entonces, Eliseo cortó un palo, lo arrojó allí y el hierro salió a flote.

7 Eliseo dijo: "Agárralo." El extendió su mano y lo tomó.

8 En el tiempo que el rey de Aram organizaba expediciones contra Israel, celebró consejo con sus oficiales y les dijo: "Vamos a asaltar tal pueblo."

9 Pero el hombre de Dios mandó a decir al rey de Israel: "Guárdate en ese lugar porque ahí vienen los arameos."

10 Entonces el rey de Israel envió gente a aquel lugar que le indicó el varón de Dios y estuvo allí alerta; y así ocurrió varias veces.

11 El rey de Aram se inquietó por estos hechos y llamando a sus oficiales les dijo: "Me van a descubrir quién es el traidor que delata nuestros proyectos al rey de Israel."

12 Uno de los oficiales dijo: "No, rey mi señor, nadie de nosotros te ha traicionado, sino que Eliseo, el profeta que hay en Israel, revela a su rey hasta las palabras que tú has dicho en tu dormitorio."

13 El rey les respondió: "Vayan, pues, y entérense dónde está y mandaré una expedición para arrestarlo." Se le dio aviso de que Eliseo estaba en Dotán.

14 Mandó, pues, allí, carros, caballos y una fuerte tropa que llegaron de noche y cercaron la ciudad.

15 Al día siguiente, el muchacho del hombre de Dios se levantó temprano para salir, y vio a los arameos que rodeaban la ciudad, con sus carros y caballos. Entonces dijo a Eliseo: "Ay, mi señor, ¿qué vamos a hacer?"

16 El respondió: "No temas, porque hay más gente con nosotros que con ellos."

17 Oró Eliseo y dijo: "Yavé, abre sus ojos para que vea." Abrió Yavé los ojos del muchacho y vio el cerro lleno de caballos y carros de fuego en torno a Eliseo.

18 Los arameos bajaron hacia él y nuevamente Eliseo dirigió esta súplica a Yavé: "Haz que no vean." Yavé, pues, hizo que ya no vieran lo que estaban mirando, según se lo había pedido.

19 Eliseo les dijo: "No es éste el camino ni ésta la ciudad. Síganme y yo los llevaré donde el hombre que están buscando." Los llevó a Samaria.

20 Cuando entraron a Samaria, Eliseo dijo: "Yavé, abre sus ojos para que vean." Abrió Yavé sus ojos y vieron que estaban dentro de Samaria.

21 Cuando el rey de Israel los vio, preguntó a Eliseo: "¿Debo matarlos, padre mío?"

22 El le respondió: "Si no matas a los que apresas con espada y con arco, ¿cómo matarías a éstos? Dales pan y agua para que coman y beban y, luego, vuelvan a su señor."

23 Entonces el rey les sirvió una gran comida; comieron y bebieron. Luego los despidió para que volvieran donde su señor. A partir de ese día las tropas de Aram no volvieron más a invadir los territorios de Israel.

24 Benadad, rey de Aram, reunió todas sus tropas y vino a sitiar Samaria.

25 Hubo gran hambre en el pueblo, y tanta fue la miseria que una cabeza de burro se vendía en ochenta monedas de plata, y medio litro de garbanzos por cinco monedas.

26 Pasaba el rey de Israel por la muralla cuando una mujer le gritó: "Sálvame, mi señor rey."

27 El rey respondió: "¿En qué te puedo ayudar? Si Yavé no te da pan, ¿de dónde lo voy a sacar? ¿Qué te ocurre?"

28 Respondió: "Esa mujer me dijo: Trae a tu hijo para que lo comamos hoy y mañana comeremos el mío.

29 Cocimos a mi hijo y lo comimos; al otro día le dije: Trae a tu hijo para que lo comamos. Pero ella lo ha escondido."

30 Cuando el rey oyó las palabras de la mujer, rasgó sus vestiduras. Estaba sobre la muralla y el pueblo vio que bajo su túnica llevaba un saco.

31 El rey juró: "Castígueme el Señor si a Eliseo, hijo de Safat, le queda hoy la cabeza sobre los hombros." Y el rey mandó un guardia a la casa de Eliseo.

32 Eliseo estaba sentado en su casa, y los dirigentes estaban sentados con él. Antes que llegara el mensajero, Eliseo les dijo: "¿No saben que este hijo de asesino ha mandado cortar mi cabeza? Pues bien, cuando llegue el mensajero, cierren la puerta y no lo dejen entrar. Detrás de él oigo el ruido de los pasos de su señor."

33 Estaba hablando todavía con ellos, cuando llegó el rey. Este dijo: "Todo este mal viene de Yavé. ¿Cómo he de confiar todavía en él?"