ECLESIASTES 8:11 Contexto

Ningún hombre es dueño del soplo de vida, nadie puede disponer del día de su muerte. Es un combate sin piedad y no hay maldad que nos pueda salvar. Todo eso lo vi mientras reflexionaba sobre todo lo que pasa bajo el sol, durante el tiempo en que los hombres tienen poder para hacerse el mal unos a otros. Así fue como vi que a los hombres malos se los acompañaba a su entierro desde el lugar santo, y que en la ciudad se olvidaban de todo el mal que habían hecho. como las acciones malas no son inmediatamente juzgadas y castigadas, los hombres encuentran en eso un incentivo para hacer el mal. Pues por más que el pecador haga cien veces lo que es malo, se le deja todo su tiempo. (Sé sin embargo que la felicidad es para los que temen a Dios y que lo respetan. La felicidad no es para el malo; no prolongará sus días sino que pasará como una sombra porque no tiene el temor de Dios). Esto es desconcertante en esta tierra: hay justos a los que les pasa todo lo que les tocaría a los malos por todo lo que han hecho, y hay malos a los que les pasa lo que les correspondería a los justos: esto tampoco tiene sentido.

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Referencia Cruzada de ECLESIASTES 8:11