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La Palabra de Dios preservada y viva

ROMANOS 8:3

“ Esto no lo podía hacer la Ley, por cuanto la carne era débil y no le respondía. Dios entonces quiso que su propio Hijo llevara esa carne pecadora; lo envió para enfrentar al pecado, y condenó el pecado en esa carne. .”

Biblia LatinoAmericana 1995 (bla95)