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EFESIOS 4 Paralela rv60
y bla95

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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,

2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,

3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;

4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;

5 un Señor, una fe, un bautismo,

6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

7 Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.

8 Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres.

9 Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?

10 El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.

11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,

12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,

13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,

15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

17 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,

18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;

19 los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.

20 Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo,

21 si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús.

22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,

23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente,

24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

25 Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.

26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,

27 ni deis lugar al diablo.

28 El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.

29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.

30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

  X


1 Yo, "el prisionero de Cristo", les exhorto, pues, a que se muestren dignos de la vocación que han recibido.

2 Sean humildes, amables, comprensivos, y sopórtense unos a otros con amor.

3 Mantengan entre ustedes lazos de paz y permanezcan unidos en el mismo espíritu.

4 Un solo cuerpo y un mismo espíritu, pues ustedes han sido llamados a una misma vocación y una misma esperanza.

5 Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,

6 un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todos, que actúa por todos y está en todos.

7 Cada uno de nosotros ha recibido su talento y Cristo es quien fijó la medida de sus dones para cada uno.

8 Pues se dijo: Subió a las alturas, llevó cautivos, y dio sus dones a los hombres.

9 Subió. Se refiere al que antes había bajado con los muertos al mundo inferior.

10 El mismo que bajó, subió después por encima de todos los cielos para llenarlo todo.

11 Y ¿dónde están sus dones? Unos son apóstoles, otros profetas, otros evangelistas, otros pastores y maestros.

12 Así prepara a los suyos para las obras del ministerio en vista a la construcción del cuerpo de Cristo;

13 hasta que todos alcancemos la unidad en la fe y el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser el Hombre perfecto, con esa madurez que no es menos que la plenitud de Cristo.

14 Entonces no seremos ya niños a los que mueve cualquier oleaje o viento de doctrina o cualquier invento de personas astutas, expertas en el arte de engañar.

15 Estaremos en la verdad y el amor, e iremos creciendo cada vez más para alcanzar a aquel que es la cabeza, Cristo.

16 El hace que el cuerpo crezca, con una red de articulaciones que le dan armonía y firmeza, tomando en cuenta y valorizando las capacidades de cada uno. Y así el cuerpo se va construyendo en el amor.

17 Les digo, pues, y con insistencia les advierto en el Señor que no imiten a los paganos, que se mueven por cosas inútiles.

18 Su inteligencia está en tinieblas; la ignorancia en que se quedan, así como su conciencia ciega, los mantienen muy lejos de la vida de Dios.

19 Después de perder el sentido moral, se han dejado llevar por el libertinaje y buscan con avidez toda clase de inmoralidad.

20 Pero ustedes no aprendieron así a Cristo,

21 si es que de veras fueron enseñados y formados según él, sabiendo que la verdad está en Jesús.

22 Se les pidió despojarse del hombre viejo al que sus pasiones van destruyendo, pues así fue su conducta anterior,

23 y renovarse por el espíritu desde dentro.

24 Revístanse, pues, del hombre nuevo, el hombre según Dios que él crea en la verdadera justicia y santidad.

25 Por eso, no más mentiras; que todos digan la verdad a su prójimo, ya que todos somos parte del mismo cuerpo.

26 Enójense, pero sin pecar; que el enojo no les dure hasta la puesta del sol,

27 pues de otra manera se daría lugar al demonio.

28 El que robaba, que ya no robe, sino que se fatigue trabajando con sus manos en algo útil y así tendrá algo que compartir con los necesitados.

29 No salga de sus bocas ni una palabra mala, sino la palabra que hacía falta y que deja algo a los oyentes.

30 No entristezcan al Espíritu santo de Dios; éste es el sello con el que ustedes fueron marcados y por el que serán reconocidos en el día de la salvación.

31 Arranquen de raíz de entre ustedes disgustos, arrebatos, enojos, gritos, ofensas y toda clase de maldad.

32 Más bien sean buenos y comprensivos unos con otros, perdonándose mutuamente, como Dios los perdonó en Cristo.