< Anterior |
Siguiente > |
1 Y tú, levanta endecha sobre los príncipes de Israel.
2 Dirás: ¡Cómo se echó entre los leones tu madre la leona! Entre los leoncillos crió sus cachorros,
3 e hizo subir uno de sus cachorros; vino a ser leoncillo, y aprendió a arrebatar la presa, y a devorar hombres.
4 Y las naciones oyeron de él; fue tomado en la trampa de ellas, y lo llevaron con grillos a la tierra de Egipto.
5 Viendo ella que había esperado mucho tiempo, y que se perdía su esperanza, tomó otro de sus cachorros, y lo puso por leoncillo.
6 Y él andaba entre los leones; se hizo leoncillo, aprendió a arrebatar la presa, devoró hombres.
7 Saqueó fortalezas, y asoló ciudades; y la tierra fue desolada, y cuanto había en ella, al estruendo de sus rugidos.
8 Arremetieron contra él las gentes de las provincias de alrededor, y extendieron sobre él su red, y en el foso fue apresado.
9 Y lo pusieron en una jaula y lo llevaron con cadenas, y lo llevaron al rey de Babilonia; lo pusieron en las fortalezas, para que su voz no se oyese más sobre los montes de Israel.
10 Tu madre fue como una vid en medio de la viña, plantada junto a las aguas, dando fruto y echando vástagos a causa de las muchas aguas.
11 Y ella tuvo varas fuertes para cetros de reyes; y se elevó su estatura por encima entre las ramas, y fue vista por causa de su altura y la multitud de sus sarmientos.
12 Pero fue arrancada con ira, derribada en tierra, y el viento solano secó su fruto; sus ramas fuertes fueron quebradas y se secaron; las consumió el fuego.
13 Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez.
14 Y ha salido fuego de la vara de sus ramas, que ha consumido su fruto, y no ha quedado en ella vara fuerte para cetro de rey. Endecha es esta, y de endecha servirá.
1 Vas a pronunciar una lamentación respecto a los príncipes de Israel.
2 Dirás: ¡Qué leona era tu madre en medio de los leones! Se acostaba junto a sus cachorros y los amamantaba.
3 Educó a uno de sus cachorros que se convirtió en un joven león, aprendió a desgarrar la presa y a devorar a los hombres.
4 Pero como las naciones oyeron hablar de él, fue capturado en una fosa y llevado encadenado a Egipto.
5 La leona se decepcionó, sus esperanzas se vieron frustradas; tomó a otro de sus cachorros al que convirtió en un joven león.
6 Como joven león, salía con los leones, aprendió a desgarrar la presa y a devorar hombres.
7 Destruyó sus palacios, arrasó sus ciudades, sus rugidos aterrorizaban al país y a sus habitantes.
8 Llegaron extranjeros de todas las provincias a atacarlo; le echaron encima sus redes y cayó en una fosa.
9 Lo pusieron encadenado en una jaula y se lo llevaron a Babilonia ( ) donde lo dejaron en cautiverio: ¡ya no se oirá más su voz por las montañas de Israel!
10 Tu madre era como una parra plantada a orilla del agua, una parra fértil y verde porque no le faltaba el agua.
11 Produjo una rama tan grande como para hacer de ella un cetro de rey. Creció hasta las nubes; (se admiraban de su altura y de su tupido follaje.)
12 Pero la arrancaron con rabia y la echaron al suelo, el viento del este secó sus racimos que se cayeron. (La rama vigorosa se secó, el fuego la devoró.)
13 Ahora está plantada en una tierra árida, en el desierto.
14 (Un fuego que salió de su tronco devoró sus sarmientos y sus racimos.) ¿Qué le pasó? No más rama vigorosa, no más cetro real. Es una lamentación, y ¡cuánto no se lamentarán!