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ISAIAS 37 Paralela rv60
y bla95

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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Aconteció, pues, que cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de cilicio vino a la casa de Jehová.

2 Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz.

3 Los cuales le dijeron: Así ha dicho Ezequías: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia es este día; porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas.

4 Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces, al cual el rey de Asiria su señor envió para blasfemar al Dios vivo, y para vituperar con las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración tú por el remanente que aún ha quedado.

5 Vinieron, pues, los siervos de Ezequías a Isaías.

6 Y les dijo Isaías: Diréis así a vuestro señor: Así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.

7 He aquí que yo pondré en él un espíritu, y oirá un rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra perezca a espada.

8 Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque ya había oído que se había apartado de Laquis.

9 Mas oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí que ha salido para hacerte guerra; al oírlo, envió embajadores a Ezequías, diciendo:

10 Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.

11 He aquí que tú oíste lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y escaparás tú?

12 ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que destruyeron mis antepasados, a Gozán, Harán, Resef y a los hijos de Edén que moraban en Telasar?

13 ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?

14 Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores, y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y las extendió delante de Jehová.

15 Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo:

16 Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra.

17 Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente.

18 Ciertamente, oh Jehová, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus comarcas,

19 y entregaron los dioses de ellos al fuego; porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los destruyeron.

20 Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres Jehová.

21 Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria,

22 estas son las palabras que Jehová habló contra él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.

23 ¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel.

24 Por mano de tus siervos has vituperado al Señor, y dijiste: Con la multitud de mis carros subiré a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses escogidos; llegaré hasta sus más elevadas cumbres, al bosque de sus feraces campos.

25 Yo cavé, y bebí las aguas, y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de Egipto.

26 ¿No has oído decir que desde tiempos antiguos yo lo hice, que desde los días de la antigüedad lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros.

27 Sus moradores fueron de corto poder; fueron acobardados y confusos, fueron como hierba del campo y hortaliza verde, como heno de los terrados, que antes de sazón se seca.

28 He conocido tu condición, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí.

29 Porque contra mí te airaste, y tu arrogancia ha subido a mis oídos; pondré, pues, mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.

30 Y esto te será por señal: Comeréis este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo; y el año tercero sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto.

31 Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba.

32 Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

33 Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni arrojará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte.

34 Por el camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.

35 Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo.

36 Y salió el ángel de Jehová y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos.

37 Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, e hizo su morada en Nínive.

38 Y aconteció que mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer le mataron a espada, y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esarhadón su hijo.

  X


1 Cuando terminaron de hablar, el rey Ezequías rasgó también su ropa, se puso un saco y se fue a la Casa de Yavé.

2 En seguida mandó al superintendente del palacio, Eliaquim, al secretario Sobná y a los sacerdotes ancianos, vestidos de sacos, a ver al profeta Isaías, hijo de Amós,

3 con este recado: "Esto manda decir Ezequías: Este es un día de angustia, de castigo y de vergüenza; los niños están a punto de nacer, pero falta la fuerza para darlos a luz.

4 ¡Ojalá Yavé, tu Dios, haya escuchado las palabras del general al que el rey de Asur mandó para que insultara al Dios vivo, y pueda Yavé tu Dios castigar esas palabras! ¡Ruega a Dios por los pocos que todavía quedamos!"

5 Cuando los ministros del rey Ezequías le entregaron ese recado a Isaías,

6 éste les contestó: "Díganle a su patrón que ésta es la respuesta de Yavé: No te asustes por las palabras que escuchaste, con las que me injuriaron los mozos del rey de Asur.

7 Lo voy a impresionar por una noticia que recibirá, de manera que vuelva a su país, y en su país será asesinado."

8 Se fue el general y encontró al rey de Asur, que estaba atacando a Libna. El general se había informado, en efecto, de que el rey se había retirado de Laquis,

9 al comunicársele la siguiente noticia: "Taraca, rey de Etiopía, ha salido a atacarte." De nuevo, Senaquerib envió embajadores a Ezequías

10 con esta advertencia para el rey de Judá: "Tú has puesto tu confianza en tu Dios y dices que Jerusalén no caerá en manos del rey de Asur, pero es cierto que te va a defraudar.

11 Pues sabes muy bien lo que los reyes de Asur han hecho con todos los países, esto es, los han destruido totalmente;

12 y ¿tú piensas que te vas a librar? ¿De qué les sirvieron sus dioses a las naciones que mis padres conquistaron, a Gozán, Jarán, Résef, y a los arameos de Tel-basar?

13 ¿Dónde están ahora el rey de Jamat, el rey de Arpad, el rey de Sefarvaim, de Hena y de Iva?"

14 Ezequías tomó la carta que traían los embajadores y la leyó. En seguida subió al Templo de Yavé y la desenrolló delante de Yavé.

15 Y dirigió esta súplica a Yavé:

16 "Yavé de los Ejércitos, Dios de Israel,

17 que estás sentado sobre los querubines, tú eres el único Dios de todos los reinos de la tierra; tú eres el creador del cielo y de la tierra. Atiéndeme, Yavé, y escucha. Abre, Yavé, tus ojos y mira. Mira las palabras de Senaquerib con que manda insultar al Dios viviente.

18 Es cierto, Yavé, que los reyes de Asur han aniquilado a todas las naciones con sus habitantes.

19 Y han echado al fuego a sus dioses, aunque no son dioses sino hechura de mano de hombre, de madera o de piedra, y por eso han sido destruidos.

20 Sin embargo, ahora, Yavé, Dios nuestro, líbranos de caer en sus manos, te lo suplico, para que todos los reinos de la tierra sepan que tú eres el único Dios, ¡Yavé!"

21 Entonces Isaías mandó a decir a Ezequías: "Esto es lo que dice Yavé, Dios de Israel: He escuchado la oración que tú me has dirigido a propósito de Senaquerib, rey de Asiria,

22 y ésta es la palabra que Yavé ha pronunciado contra él: La Virgen de Sión te desprecia y se ríe de ti, la hija de Jerusalén te hace burlas por la espalda.

23 ¿A quién has insultado con tus blasfemias? ¿A quién le has levantado la voz y lo has mirado con orgullo? Al Santo de Israel.

24 Por boca de tus mensajeros has insultado a Yavé; "Con mis innumerables carros -dijiste, he subido a las más altas montañas, en las faldas del Líbano. He cortado sus altos bosques de cedros y sus cipreses más hermosos, He llegado hasta su más remotos escondites, hasta sus frondosas selvas.

25 He cavado pozos en tierra extranjera, he bebido sus aguas, y dejé secos, al pasar, todos los ríos de Egipto."

26 Hace mucho tiempo que tengo eso preparado, -¿no te lo habían dicho? Hace años que decidí esto que ahora voy a realizar.

27 Tú debías convertir en ruinas ciudades fortificadas; sus habitantes quedaban sin fuerza, estaban espantados y confundidos. Fueron como la hierba del campo, como el musgo en el techo, o como el trigo verde quemado por la peste.

28 Pero yo sé cuándo tú te sientas, cuándo entras y cuándo sales.

29 Te has levantado contra mí y tus palabras insolentes han llegado a mis oídos; por eso voy a poner un anillo en tus narices y un freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde has venido."

30 Isaías dijo a Ezequías: "Esto te servirá de señal: Este año se comerá del trigo sembrado, y el año siguiente lo que brote sin sembrar. Pero al tercer año podrán comer y cosechar, plantar viñas y comer su fruto.

31 El resto que sobrevivirá del pueblo de Judá, volverá a echar raíces y a dar fruto.

32 Pues de Jerusalén saldrá un resto, del monte de Sión un grupo de salvados.

33 Todo esto lo hará el amor celoso de Yavé de los Ejércitos."

34 Ahora bien, Yavé dice sobre el rey de Asur: "No entrará en esta ciudad, no le tirará ninguna flecha, no la atacará con torres rodantes ni construirá terraplenes contra ella, sino que se volverá por el camino por donde vino."

35 No entrará en esta ciudad, pues lo asegura Yavé: "Yo defenderé esta ciudad y la salvaré en atención a mí y a mi servidor David."

36 Esa misma noche el Ángel de Yavé hirió de muerte a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio. A la hora de levantarse, en la mañana, no había más que cadáveres.

37 Senaquerib levantó su campamento y se fue. Y de regreso se quedó en Nínive. Un día, mientras estaba adorando, dentro del templo, a Nisroc, su dios, sus hijos Adramelec y Sareser lo asesinaron a puñaladas y se pusieron a salvo en el país de Ararat. Le sucedió en el trono su hijo Asaradón.