< Anterior |
Siguiente > |
1 He aquí que todas estas cosas han visto mis ojos, Y oído y entendido mis oídos.
2 Como vosotros lo sabéis, lo sé yo; No soy menos que vosotros.
3 Mas yo hablaría con el Todopoderoso, Y querría razonar con Dios.
4 Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; Sois todos vosotros médicos nulos.
5 Ojalá callarais por completo, Porque esto os fuera sabiduría.
6 Oíd ahora mi razonamiento, Y estad atentos a los argumentos de mis labios.
7 ¿Hablaréis iniquidad por Dios? ¿Hablaréis por él engaño?
8 ¿Haréis acepción de personas a su favor? ¿Contenderéis vosotros por Dios?
9 ¿Sería bueno que él os escudriñase? ¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún hombre?
10 El os reprochará de seguro, Si solapadamente hacéis acepción de personas.
11 De cierto su alteza os habría de espantar, Y su pavor habría de caer sobre vosotros.
12 Vuestras máximas son refranes de ceniza, Y vuestros baluartes son baluartes de lodo.
13 Escuchadme, y hablaré yo, Y que me venga después lo que viniere.
14 ¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, Y tomaré mi vida en mi mano?
15 He aquí, aunque él me matare, en él esperaré; No obstante, defenderé delante de él mis caminos,
16 Y él mismo será mi salvación, Porque no entrará en su presencia el impío.
17 Oíd con atención mi razonamiento, Y mi declaración entre en vuestros oídos.
18 He aquí ahora, si yo expusiere mi causa, Sé que seré justificado.
19 ¿Quién es el que contenderá conmigo? Porque si ahora yo callara, moriría.
20 A lo menos dos cosas no hagas conmigo; Entonces no me esconderé de tu rostro:
21 Aparta de mí tu mano, Y no me asombre tu terror.
22 Llama luego, y yo responderé; O yo hablaré, y respóndeme tú.
23 ¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi transgresión y mi pecado.
24 ¿Por qué escondes tu rostro, Y me cuentas por tu enemigo?
25 ¿A la hoja arrebatada has de quebrantar, Y a una paja seca has de perseguir?
26 ¿Por qué escribes contra mí amarguras, Y me haces cargo de los pecados de mi juventud?
27 Pones además mis pies en el cepo, y observas todos mis caminos, Trazando un límite para las plantas de mis pies.
28 Y mi cuerpo se va gastando como de carcoma, Como vestido que roe la polilla.
1 Sí, todo esto lo han visto mis ojos, y mis oídos lo han escuchado y entendido.
2 Todo lo que ustedes saben, yo también lo sé, en nada me aventajan ustedes.
3 Pero yo quisiera hablarle al Todopoderoso y echárselo en cara a Dios.
4 Ustedes tal vez no son más que charlatanes, y me traen remedios ilusorios.
5 ¡Quién pudiera obligarlos a guardar silencio!, eso sería el único acto sabio de ustedes.
6 Oigan, por favor, mis críticas y fíjense en la defensa que pronuncian mis labios.
7 ¿Acaso quieren defender a Dios con argumentos falsos y justificarlo con mentiras?
8 ¿Así van ustedes a ponerse de su parte y a hacer su defensa?
9 ¿No podría ocurrir que los examinase primero y no les fuera tan bien? El no es un hombre;
10 los castigaría a ustedes severamente si favorecieran a alguien en secreto.
11 ¿Ya no temen ustedes su Majestad ni les asusta el terror que inspira?
12 Los refranes de ustedes no son más que polvo, las murallas de ustedes son muros de barro.
13 ¡Cállense, ahora voy a hablar yo, y que me pase cualquier cosa!
14 Voy a jugarme el todo por el todo y pongo mi vida en la balanza.
15 No importa que me quite la vida quiero defender en su presencia mi punto de vista.
16 A lo mejor esto me salva, pues ningún impío comparecería ante él.
17 ¡Oigan bien lo que les digo, pongan atención a mis explicaciones!
18 Voy a ordenar mis argumentos porque estoy seguro que tengo la razón.
19 Si alguien quiere contradecirme, no me queda más que callarme.
20 Concédeme solamente dos cosas y no me esconderé más al verte:
21 saca tu mano que tienes puesta sobre mí y no me asustes más con tu terror.
22 En seguida, exprésate y yo responderé, o mejor, yo hablaré y tú me rectificarás.
23 ¿Cuántas faltas y pecados tengo? ¿Cuál ha sido mi transgresión o mi ofensa?
24 ¿Por qué me vuelves la cara y me tratas como a un enemigo tuyo?
25 ¿Quieres asustar a una hoja que arrastra el viento o perseguir a una paja seca
26 tú, que dictas contra mí amargas sentencias y que me achacas los pecados de la juventud,
27 que colocas cadenas en mis pies o que vigilas todos mis pasos observando las huellas de mis pies?