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JOB 19 Paralela rv60
y bla95

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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Respondió entonces Job, y dijo:

2 ¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, Y me moleréis con palabras?

3 Ya me habéis vituperado diez veces; ¿No os avergonzáis de injuriarme?

4 Aun siendo verdad que yo haya errado, Sobre mí recaería mi error.

5 Pero si vosotros os engrandecéis contra mí, Y contra mí alegáis mi oprobio,

6 Sabed ahora que Dios me ha derribado, Y me ha envuelto en su red.

7 He aquí, yo clamaré agravio, y no seré oído; Daré voces, y no habrá juicio.

8 Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; Y sobre mis veredas puso tinieblas.

9 Me ha despojado de mi gloria, Y quitado la corona de mi cabeza.

10 Me arruinó por todos lados, y perezco; Y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.

11 Hizo arder contra mí su furor, Y me contó para sí entre sus enemigos.

12 Vinieron sus ejércitos a una, y se atrincheraron en mí, Y acamparon en derredor de mi tienda.

13 Hizo alejar de mí a mis hermanos, Y mis conocidos como extraños se apartaron de mí.

14 Mis parientes se detuvieron, Y mis conocidos se olvidaron de mí.

15 Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; Forastero fui yo a sus ojos.

16 Llamé a mi siervo, y no respondió; De mi propia boca le suplicaba.

17 Mi aliento vino a ser extraño a mi mujer, Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.

18 Aun los muchachos me menospreciaron; Al levantarme, hablaban contra mí.

19 Todos mis íntimos amigos me aborrecieron, Y los que yo amaba se volvieron contra mí.

20 Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos, Y he escapado con sólo la piel de mis dientes.

21 ¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí! Porque la mano de Dios me ha tocado.

22 ¿Por qué me perseguís como Dios, Y ni aun de mi carne os saciáis?

23 ¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro;

24 Que con cincel de hierro y con plomo Fuesen esculpidas en piedra para siempre!

25 Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo;

26 Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios;

27 Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.

28 Mas debierais decir: ¿Por qué le perseguimos? Ya que la raíz del asunto se halla en mí.

29 Temed vosotros delante de la espada; Porque sobreviene el furor de la espada a causa de las injusticias, Para que sepáis que hay un juicio.

  X


1 Job respondió:

2 "¿Hasta cuándo me cansarán y me acorralarán con sus discursos?

3 Ya me han insultado diez veces, ¿y no se avergüenzan de maltratarme así?

4 ¡Aunque de hecho hubiera errado, conmigo estaría mi error!

5 Si quieren triunfar de mí y reprocharme por mi humillación,

6 sepan que es Dios quien me perjudicó y me envolvió con su red.

7 Si grito: ¡Violencia!, nadie me responde; y por más que llamo, no me hacen justicia.

8 Ha cortado mi camino para que no pase, ha puesto tinieblas sobre mis senderos,

9 me ha desvestido de mi gloria, me ha quitado de la cabeza mi corona.

10 Corta mis amarras hasta que me vaya arranca de raíz mis esperanzas.

11 Descarga sobre mí su enojo y me trata como su enemigo.

12 Sus bandas llegan a la vez, se abren camino hasta mí y acampan a mi alrededor.

13 Ha apartado de mí mis hermanos, y todos mis conocidos tratan de alejarse.

14 Ya no me ven parientes ni familiares, me olvidaron los allegados a mi casa.

15 Mis sirvientas me tienen por extraño, me miran como un desconocido.

16 Si llamo a mi criado, no me hace caso aunque se lo suplique.

17 Mi aliento le cae mal a mi mujer, mis propios hijos me encuentran hediondo.

18 Hasta los niños me desprecian, y hacen burla de mí si me levanto.

19 Todos mis íntimos tienen asco de mí, los que yo amaba se han vuelto contra mí.

20 Bajo mi piel, mi carne se deshace, al desnudo quedan mis huesos como dientes.

21 Apiádense de mí, ustedes mis amigos, que es la mano de Dios la que me hirió.

22 ¿Por qué me persiguen tan cruelmente como Dios y no quedan satisfechos con mi carne?

23 ¡Ojalá que mis palabras se escribieran y se grabaran en el bronce,

24 y con un punzón de hierro o estilete para siempre en la piedra se esculpieran!

25 Bien sé yo que mi Defensor vive y que él hablará el último, de pie sobre la tierra.

26 Yo me pondré de pie dentro de mi piel y en mi propia carne veré a Dios.

27 Yo lo contemplaré, yo mismo. El es a quien veré y no a otro: mi corazón desfallece esperándolo;

28 Ustedes que tratan de condenarme y buscan pretextos contra mí,

29 teman que la espada los hiera a ustedes mismos cuando la cólera de Dios castigue las culpas, y sabrán entonces que hay al fin justicia."