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JOSUE 24 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Reunió Josué a todas las tribus de Israel en Siquem, y llamó a los ancianos de Israel, sus príncipes, sus jueces y sus oficiales; y se presentaron delante de Dios.

2 Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños.

3 Y yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del río, y lo traje por toda la tierra de Canaán, y aumenté su descendencia, y le di Isaac.

4 A Isaac di Jacob y Esaú. Y a Esaú di el monte de Seir, para que lo poseyese; pero Jacob y sus hijos descendieron a Egipto.

5 Y yo envié a Moisés y a Aarón, y herí a Egipto, conforme a lo que hice en medio de él, y después os saqué.

6 Saqué a vuestros padres de Egipto; y cuando llegaron al mar, los egipcios siguieron a vuestros padres hasta el Mar Rojo con carros y caballería.

7 Y cuando ellos clamaron a Jehová, él puso oscuridad entre vosotros y los egipcios, e hizo venir sobre ellos el mar, el cual los cubrió; y vuestros ojos vieron lo que hice en Egipto. Después estuvisteis muchos días en el desierto.

8 Yo os introduje en la tierra de los amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán, los cuales pelearon contra vosotros; mas yo los entregué en vuestras manos, y poseísteis su tierra, y los destruí de delante de vosotros.

9 Después se levantó Balac hijo de Zipor, rey de los moabitas, y peleó contra Israel; y envió a llamar a Balaam hijo de Beor, para que os maldijese.

10 Mas yo no quise escuchar a Balaam, por lo cual os bendijo repetidamente, y os libré de sus manos.

11 Pasasteis el Jordán, y vinisteis a Jericó, y los moradores de Jericó pelearon contra vosotros: los amorreos, ferezeos, cananeos, heteos, gergeseos, heveos y jebuseos, y yo los entregué en vuestras manos.

12 Y envié delante de vosotros tábanos, los cuales los arrojaron de delante de vosotros, esto es, a los dos reyes de los amorreos; no con tu espada, ni con tu arco.

13 Y os di la tierra por la cual nada trabajasteis, y las ciudades que no edificasteis, en las cuales moráis; y de las viñas y olivares que no plantasteis, coméis.

14 Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová.

15 Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.

16 Entonces el pueblo respondió y dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir a otros dioses;

17 porque Jehová nuestro Dios es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre; el que ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado por todo el camino por donde hemos andado, y en todos los pueblos por entre los cuales pasamos.

18 Y Jehová arrojó de delante de nosotros a todos los pueblos, y al amorreo que habitaba en la tierra; nosotros, pues, también serviremos a Jehová, porque él es nuestro Dios.

19 Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados.

20 Si dejareis a Jehová y sirviereis a dioses ajenos, él se volverá y os hará mal, y os consumirá, después que os ha hecho bien.

21 El pueblo entonces dijo a Josué: No, sino que a Jehová serviremos.

22 Y Josué respondió al pueblo: Vosotros sois testigos contra vosotros mismos, de que habéis elegido a Jehová para servirle. Y ellos respondieron: Testigos somos.

23 Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel.

24 Y el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos.

25 Entonces Josué hizo pacto con el pueblo el mismo día, y les dio estatutos y leyes en Siquem.

26 Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová.

27 Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí esta piedra nos servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras que Jehová nos ha hablado; será, pues, testigo contra vosotros, para que no mintáis contra vuestro Dios.

28 Y envió Josué al pueblo, cada uno a su posesión.

29 Después de estas cosas murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años.

30 Y le sepultaron en su heredad en Timnat-sera, que está en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas.

31 Y sirvió Israel a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que sabían todas las obras que Jehová había hecho por Israel.

32 Y enterraron en Siquem los huesos de José, que los hijos de Israel habían traído de Egipto, en la parte del campo que Jacob compró de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien piezas de dinero; y fue posesión de los hijos de José.

33 También murió Eleazar hijo de Aarón, y lo enterraron en el collado de Finees su hijo, que le fue dado en el monte de Efraín.

  X


1 Josué convocó en Siquem a todas las tribus de Israel, y reunió a los ancianos, jefes, jueces y secretarios. Juntos se presentaron delante de Dios.

2 Dirigiéndose al pueblo, Josué le dijo: "Yavé, Dios de Israel, les manda decir: Más allá del río Éufrates vivían sus antepasados, Taré, padre de Abraham, y Najor, sirviendo a otros dioses.

3 Pero yo saqué a Abraham, padre de ustedes, de más allá del Éufrates y lo conduje por todo el país de Canaán; luego le di a Isaac para que tuviera numerosos descendientes.

4 A Isaac le di dos hijos, Esaú y Jacob. Esaú recibió los cerros de Seír como herencia suya, mientras que Jacob y sus hijos bajaron a Egipto.

5 Después envié a Moisés y Aarón para castigar a Egipto de la manera que saben, para que ustedes salieran.

6 Hice, pues, salir de Egipto a sus padres, y ustedes llegaron al mar. Los persiguieron los egipcios con carros y caballos hasta el mar Rojo.

7 Entonces clamaron a Yavé y él puso densas tinieblas entre ustedes y los egipcios; hizo retroceder el mar sobre ellos y los sumergió. Ustedes han presenciado todas estas cosas que hice en Egipto y, después, estuvieron mucho tiempo en el desierto.

8 Luego los llevé al país de los amorreos que viven al este del Jordán. Ellos pelearon, pero yo los entregué en manos de ustedes; los destruí, y ustedes se apoderaron de sus tierras.

9 Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, declaró la guerra a Israel y mandó a buscar a Balaam, hijo de Beor, para que les maldijera,

10 pero ya no quise escucharlo sino que por el contrario, los bendije a ustedes y los libré de manos de Balac.

11 Después pasaron el Jordán y llegaron a Jericó. Entonces combatieron contra ustedes los dueños de Jericó; los amorreos, fereceos, cananeos, heteos, guergueseos, heveos y jebuseos les declararon la guerra, pero yo se los entregué.

12 Los dos reyes amorreos huyeron de sus tierras por el enjambre de avispas que lancé sobre ellos y no por la espada y arco de ustedes.

13 Les di tierras que ustedes no habían cultivado, ciudades que no habían edificado y en que viven ahora; les di viñas y olivares que no habían plantado y de las que comen ahora.

14 Tengan, pues, temor a Yavé, y sean cumplidores y fieles en servirlo. Dejen a un lado esos dioses que sus padres adoraron en Mesopotamia y en Egipto, y sirvan sólo a Yavé.

15 Que si no quieren servir a Yavé, digan hoy mismo a quiénes servirán, si a los dioses que sus padres sirvieron en Mesopotamia, o a los dioses de los amorreos que ocupaban el país en que ahora viven ustedes. Por mi parte, yo y los míos serviremos a Yavé."

16 El pueblo respondió: "¡No quiera Dios que abandonemos a Yavé para servir a otros dioses!

17 Pues él nos hizo subir a nosotros y a nuestros padres de Egipto, de la Casa de esclavitud, e hizo estos grandes milagros que hemos visto; él nos protegió durante todo el camino y en todos los países por donde pasamos;

18 desalojó ante nosotros a todas la naciones y, en especial, a los amorreos que vivían en este país. Por eso, nosotros también serviremos a Yavé: él es nuestro Dios."

19 Josué contestó al pueblo: "¿Serán ustedes capaces de servir a Yavé? Pues él es un Dios Santo, un Dios Celoso, que no soportará maldades ni faltas.

20 Si ustedes abandonan a Yavé y sirven a otros dioses, se volverá contra ustedes, y por mucho bien que les haya hecho, los castigará y los arruinará."

21 Replicó el pueblo: "No, no será así como tú dices. Serviremos a Yavé."

22 Dijo Josué: "Ustedes mismos son testigos de que han escogido a Yavé para servirlo." Ellos respondieron: "Somos testigos."

23 Josué prosiguió: "Arrojen ahora de entre ustedes los dioses ajenos y sirvan de corazón a Yavé, Dios de Israel."

24 Respondió el pueblo: "Serviremos a Yavé, nuestro Dios, y obedeceremos sus órdenes."

25 Aquel día, en Siquem, Josué pactó una Alianza con el pueblo y le fijó reglamentos y leyes.

26 También escribió todo lo expresado en el libro de la Ley de Dios; escogió una gran piedra y la colocó debajo de la Encina que estaba en el Lugar Sagrado de Yavé.

27 Luego Josué dijo al pueblo reunido: "Esta piedra quedará como testigo de todo lo que nos habló Yavé, ya que oyó todas estas palabras. Ella será testigo contra nosotros, no sea que ustedes vayan a defraudar a Yavé."

28 En seguida Josué despidió al pueblo y cada uno volvió a su tierra.

29 Después de todos estos hechos, murió Josué, hijo de Nun, servidor de Yavé, a la edad de ciento diez años.

30 Lo sepultaron en su tierra, en Tamnat Seraj, en los cerros de Efraím, al norte del cerro Gaas.

31 Israel sirvió a Yavé durante toda la vida de Josué y de los ancianos que vivieron más tiempo que Josué, los cuales habían presenciado todas las maravillas que Yavé hizo en favor de Israel.

32 Los israelitas habían traído de Egipto los huesos de José. Los enterraron en Siquem, en un lugar del campo que Jacob compró a los hijos de Hemor, padre de Siquem, por cien monedas, y que quedó como herencia de los hijos de José.

33 Eleazar, hijo de Aarón, también murió y lo sepultaron en la loma asignada a su hijo Finjas, en los cerros de Efraím.