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La Palabra de Dios preservada y viva

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LUCAS 1 Paralela rv60
y bla95

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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas,

2 tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra,

3 me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo,

4 para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido.

5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet.

6 Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.

7 Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada.

8 Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase,

9 conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor.

10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso.

11 Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso.

12 Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor.

13 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.

14 Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento;

15 porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.

16 Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.

17 E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.

18 Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.

19 Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas.

20 Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.

21 Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él se demorase en el santuario.

22 Pero cuando salió, no les podía hablar; y comprendieron que había visto visión en el santuario. El les hablaba por señas, y permaneció mudo.

23 Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa.

24 Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo:

25 Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres.

26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,

27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.

28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.

29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.

30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.

32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.

35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.

36 Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril;

37 porque nada hay imposible para Dios.

38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.

39 En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá;

40 y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet.

41 Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,

42 y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.

43 ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?

44 Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.

45 Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.

46 Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor;

47 Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.

48 Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.

49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre,

50 Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen.

51 Hizo proezas con su brazo; Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.

52 Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó a los humildes.

53 A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos.

54 Socorrió a Israel su siervo, Acordándose de la misericordia

55 {\ui De la cual habló a nuestros padres, Para con Abraham y su descendencia para siempre.

56 Y se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa.

57 Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo.

58 Y cuando oyeron los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con ella su misericordia, se regocijaron con ella.

59 Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías;

60 pero respondiendo su madre, dijo: No; se llamará Juan.

61 Le dijeron: ¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre.

62 Entonces preguntaron por señas a su padre, cómo le quería llamar.

63 Y pidiendo una tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron.

64 Al momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios.

65 Y se llenaron de temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas.

66 Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.

67 Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo:

68 Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo,

69 Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo,

70 Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio;

71 Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron;

72 Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto;

73 Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, Que nos había de conceder

74 Que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos

75 En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días.

76 Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos;

77 Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, Para perdón de sus pecados,

78 Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora,

79 Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz.

80 Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.

  X


1 Algunas personas han hecho empeño por ordenar una narración de los acontecimientos que han ocurrido entre nosotros,

2 tal como nos han sido transmitidos por aquellos que fueron los primeros testigos y que después se hicieron servidores de la Palabra.

3 Después de haber investigado cuidadosamente todo desde el principio, también a mí me ha parecido bueno escribir un relato ordenado para ti, ilustre Teófilo.

4 De este modo podrás verificar la solidez de las enseñanzas que has recibido.

5 Siendo Herodes rey de Judea, vivía allí un sacerdote llamado Zacarías. Pertenecía al grupo sacerdotal de Abías, y su esposa, llamada Isabel, era también descendiente de una familia de sacerdotes.

6 Ambos eran personas muy cumplidoras a los ojos de Dios y se esmeraban en practicar todos los mandamientos y leyes del Señor.

7 No tenían hijos, pues Isabel no podía tener familia, y los dos eran ya de edad avanzada.

8 Mientras Zacarías y los otros sacerdotes de su grupo estaban oficiando ante el Señor,

9 le tocó a él en suerte, según las costumbres de los sacerdotes, entrar en el Santuario del Señor para ofrecer el incienso.

10 Cuando llegó la hora del incienso, toda la gente estaba orando afuera, en los patios.

11 En esto se le apareció un ángel del Señor, de pie, al lado derecho del altar del incienso.

12 Zacarías se turbó al verlo y el temor se apoderó de él.

13 Pero el ángel le dijo: "No temas, Zacarías, porque tu oración ha sido escuchada. Tu esposa Isabel te dará un hijo y le pondrás por nombre Juan.

14 Será para ti un gozo muy grande, y muchos más se alegrarán con su nacimiento,

15 porque este hijo tuyo será un gran servidor del Señor. No beberá vino ni licor, y estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre.

16 Por medio de él muchos hijos de Israel volverán al Señor, su Dios.

17 El mismo abrirá el camino al Señor con el espíritu y el poder del profeta Elías, reconciliará a padres e hijos y llevará a los rebeldes a la sabiduría de los buenos. De este modo preparará al Señor un pueblo bien dispuesto."

18 Zacarías dijo al ángel: "¿Quién me lo puede asegurar? Yo ya soy viejo y mi esposa también."

19 El ángel contestó: "Yo soy Gabriel, el que tiene entrada al consejo de Dios, y he sido enviado para hablar contigo y comunicarte esta buena noticia.

20 Mis palabras se cumplirán a su debido tiempo, pero tú, por no haber creído, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo esto ocurra."

21 El pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaban de que se demorase tanto en el Santuario.

22 Cuando finalmente salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. Intentaba comunicarse por señas, pues permanecía mudo.

23 Al terminar el tiempo de su servicio, Zacarías regresó a su casa,

24 y poco después su esposa Isabel quedó embarazada. Durante cinco meses permaneció retirada, pensando:

25 "¡Qué no ha hecho por mí el Señor! Es ahora cuando quiso liberarme de mi vergüenza."

26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,

27 a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María.

28 Llegó el ángel hasta ella y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo."

29 María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo.

30 Pero el ángel le dijo: "No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios.

31 Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús.

32 Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David;

33 gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás."

34 María entonces dijo al ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?"

35 Contestó el ángel: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios.

36 También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo.

37 Para Dios, nada es imposible."

38 Dijo María: "Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho." Después la dejó el ángel.

39 Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá.

40 Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

41 Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo

42 y exclamó en alta voz: "¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!

43 ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor?

44 Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas.

45 ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!"

46 María dijo entonces: Proclama mi alma la grandeza del Señor,

47 y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador,

48 porque se fijó en su humilde esclava, y desde ahora todas las generaciones me dirán feliz.

49 El Poderoso ha hecho grandes cosas por mí: ¡Santo es su Nombre!

50 Muestra su misericordia siglo tras siglo a todos aquellos que viven en su presencia.

51 Dio un golpe con todo su poder: deshizo a los soberbios y sus planes.

52 Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes.

53 Colmó de bienes a los hambrientos, y despidió a los ricos con las manos vacías.

54 Socorrió a Israel, su siervo, se acordó de su misericordia,

55 como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a sus descendientes para siempre.

56 María se quedó unos tres meses con Isabel, y después volvió a su casa.

57 Cuando le llegó a Isabel su día, dio a luz un hijo,

58 y sus vecinos y parientes se alegraron con ella al enterarse de la misericordia tan grande que el Señor le había mostrado.

59 Al octavo día vinieron para cumplir con el niño el rito de la circuncisión,

60 y querían ponerle por nombre Zacarías, por llamarse así su padre. Pero la madre dijo: "No, se llamará Juan."

61 Los otros dijeron: "Pero si no hay nadie en tu familia que se llame así."

62 Preguntaron por señas al padre cómo quería que lo llamasen.

63 Zacarías pidió una tablilla y escribió: "Su nombre es Juan", por lo que todos se quedaron extrañados.

64 En ese mismo instante se le soltó la lengua y comenzó a alabar a Dios.

65 Un santo temor se apoderó del vecindario, y estos acontecimientos se comentaban en toda la región montañosa de Judea.

66 La gente que lo oía quedaba pensativa y decía: "¿Qué va a ser este niño?" Porque comprendían que la mano del Señor estaba con él.

67 Su padre, Zacarías, lleno del Espíritu Santo, empezó a recitar estos versos proféticos:

68 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.

69 Ahora sale triunfante nuestra salvación en la casa de David, su siervo,

70 como lo había dicho desde tiempos antiguos por boca de sus santos profetas:

71 que nos salvaría de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian;

72 que nos mostraría el amor que tiene a nuestros padres y cómo recuerda su santa alianza.

73 Pues juró a nuestro padre Abraham

74 que nos libraría de nuestros enemigos para que lo sirvamos sin temor,

75 justos y santos, todos los días de nuestra vida.

76 Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor para prepararle sus caminos,

77 para decir a su pueblo lo que será su salvación. Pues van a recibir el perdón de sus pecados,

78 obra de la misericordia de nuestro Dios, cuando venga de lo alto para visitarnos cual sol naciente,

79 iluminando a los que viven en tinieblas, sentados en la sombra de la muerte, y guiar nuestros pasos por un sendero de paz.

80 A medida que el niño iba creciendo, le vino la fuerza del Espíritu. Vivió en lugares apartados hasta el día en que se manifestó a Israel.