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MARCOS 15 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Muy de mañana, habiendo tenido consejo los principales sacerdotes con los ancianos, con los escribas y con todo el concilio, llevaron a Jesús atado, y le entregaron a Pilato.

2 Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.

3 Y los principales sacerdotes le acusaban mucho.

4 Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan.

5 Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba.

6 Ahora bien, en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen.

7 Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían cometido homicidio en una revuelta.

8 Y viniendo la multitud, comenzó a pedir que hiciese como siempre les había hecho.

9 Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?

10 Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes.

11 Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más bien a Barrabás.

12 Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: ¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos?

13 Y ellos volvieron a dar voces: ¡Crucifícale!

14 Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aun más: ¡Crucifícale!

15 Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado.

16 Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la compañía.

17 Y le vistieron de púrpura, y poniéndole una corona tejida de espinas,

18 comenzaron luego a saludarle: ¡Salve, Rey de los judíos!

19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias.

20 Después de haberle escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le pusieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle.

21 Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz.

22 Y le llevaron a un lugar llamado Gólgota, que traducido es: Lugar de la Calavera.

23 Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó.

24 Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno.

25 Era la hora tercera cuando le crucificaron.

26 Y el título escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDÍOS.

27 Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su derecha, y el otro a su izquierda.

28 Y se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado con los inicuos.

29 Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas,

30 sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz.

31 De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciendo, se decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar.

32 El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le injuriaban.

33 Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.

34 Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

35 Y algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: Mirad, llama a Elías.

36 Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle.

37 Mas Jesús, dando una gran voz, expiró.

38 Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.

39 Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.

40 También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé,

41 quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.

42 Cuando llegó la noche, porque era la preparación, es decir, la víspera del día de reposo,

43 José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.

44 Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto; y haciendo venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto.

45 E informado por el centurión, dio el cuerpo a José,

46 el cual compró una sábana, y quitándolo, lo envolvió en la sábana, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.

47 Y María Magdalena y María madre de José miraban dónde lo ponían.

  X


1 Muy temprano, los jefes de los sacerdotes, los ancianos y los maestros de la Ley (es decir, todo el Consejo o Sanedrín) celebraron consejo. Después de atar a Jesús con cadenas, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.

2 Pilato le preguntó: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Jesús respondió: "Así es, como tú lo dices."

3 Como los jefes de los sacerdotes acusaban a Jesús de muchas cosas,

4 Pilato volvió a preguntarle: "¿No contestas nada? ¡Mira de cuántas cosas te acusan!"

5 Pero Jesús ya no le respondió, de manera que Pilato no sabía qué pensar.

6 Cada año, con ocasión de la ascua, Pilato solía dejar en libertad a un preso, a elección del pueblo.

7 Había uno, llamado Barrabás, que había sido encarcelado con otros revoltosos por haber cometido un asesinato en un motín.

8 Cuando el pueblo subió y empezó a pedir la gracia como de costumbre,

9 Pilato les preguntó: "¿Quieren que ponga en libertad al rey de los judíos?"

10 Pues Pilato veía que los jefes de los sacerdotes le entregaban a Jesús por una cuestión de rivalidad.

11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que pidiera la libertad de Barrabás.

12 Pilato les dijo: "¿Qué voy a hacer con el que ustedes llaman rey de los judíos?"

13 La gente gritó:"¡Crucifícalo!"

14 Pilato les preguntó: "Pero ¿qué mal ha hecho?" Y gritaron con más fuerza: "¡Crucifícalo!"

15 Pilato quiso dar satisfacción al pueblo: dejó, pues, en libertad a Barrabás y sentenció a muerte a Jesús. Lo hizo azotar, y después lo entregó para que fuera crucificado.

16 Los soldados lo llevaron al pretorio, que es el patio interior, y llamaron a todos sus compañeros.

17 Lo vistieron con una capa roja y le colocaron en la cabeza una corona que trenzaron con espinas.

18 Después comenzaron a saludarlo: "¡Viva el rey de los judíos!"

19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y se arrodillaban ante él para rendirle homenaje.

20 Después de haberse burlado de él, le sacaron la capa roja y le pusieron de nuevo sus ropas.

21 En ese momento, un tal Simón de Cirene, que es el padre de Alejandro y de Rufo, volvía del campo; los soldados le obligaron a que llevara la cruz de Jesús.

22 Lo llevaron al lugar llamado Gólgota, o Calvario, palabra que significa "calavera".

23 Después de ofrecerle vino mezclado con mirra, que él no quiso tomar,

24 lo crucificaron y se repartieron sus ropas, sorteándolas entre ellos.

25 Eran como las nueve de la mañana cuando lo crucificaron.

26 Pusieron una inscripción con el motivo de su condena, que decía: "El rey de los judíos."

27 Crucificaron con él también a dos ladrones, uno a su derecha y otro a su izquierda.

28 Así se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado entre los malhechores.

29 Los que pasaban lo insultaban; le decían, moviendo la cabeza: "Tú, que destruyes el Templo y lo levantas de nuevo en tres días,

30 sálvate a ti mismo y baja de la cruz."

31 Igualmente los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley se burlaban de él, y decían entre sí: "Si pudo salvar a otros, no se salvará a sí mismo.

32 Que ese Mesías, ese rey de Israel, baje ahora de la cruz: cuando lo veamos, creeremos." Incluso lo insultaban los que estaban crucificados con él.

33 Llegado el mediodía, la oscuridad cubrió todo el país hasta las tres de la tarde,

34 y a esa hora Jesús gritó con voz potente: "Eloí, Eloí, lammá sabactani", que quiere decir: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

35 Al oírlo, algunos de los que estaban allí dijeron: "Está llamando a Elías."

36 Uno de ellos corrió a mojar una esponja en vinagre, la puso en la punta de una caña y le ofreció de beber, diciendo: "Veamos si viene Elías a bajarlo."

37 Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

38 En seguida la cortina que cerraba el santuario del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo.

39 Al mismo tiempo el capitán romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo había expirado, dijo: "Verdaderamente este hombre era hijo de Dios."

40 Había unas mujeres que miraban de lejos, entre ellas María Magdalena, María, madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé.

41 Cuando Jesús estaba en Galilea, ellas lo seguían y lo servían. Con ellas estaban también otras más que habían subido con Jesús a Jerusalén.

42 Había caído la tarde. Como era el día de la Preparación, es decir, la víspera del sábado,

43 intervino José de Arimatea. Ese miembro respetable del Consejo supremo era de los que esperaban el Reino de Dios, y fue directamente donde Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.

44 Pilato se extrañó de que Jesús hubiera muerto tan pronto y llamó al centurión para saber si realmente era así.

45 Después de escuchar al centurión, Pilato entregó a José el cuerpo de Jesús.

46 José lo bajó de la cruz y lo envolvió en una sábana que había comprado, lo colocó en un sepulcro excavado en la roca e hizo rodar una piedra grande contra la entrada de la tumba.

47 María Magdalena y María, la madre de José, estaban allí observando dónde lo depositaban.