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MATEO 21 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos,

2 diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.

3 Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.

4 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:

5 Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga.

6 Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó;

7 y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.

8 Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino.

9 Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!

10 Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?

11 Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.

12 Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;

13 y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

14 Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó.

15 Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron,

16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman Perfeccionaste la alabanza?

17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad a Betania, y posó allí.

18 Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre.

19 Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.

20 Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?

21 Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.

22 Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

23 Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?

24 Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.

25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?

26 Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta.

27 Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.

28 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, vé hoy a trabajar en mi viña.

29 Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.

30 Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.

31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.

32 Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.

33 Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.

34 Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos.

35 Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon.

36 Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.

37 Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.

38 Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad.

39 Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.

40 Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?

41 Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.

42 Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, Ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?

43 Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.

44 Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.

45 Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos.

46 Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta.

  X


1 Estaban ya cerca de Jerusalén. Cuando llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos,

2 Jesús envió a dos discípulos con esta misión: "Vayan al pueblecito que está al frente, y allí encontrarán una burra atada con su burrito al lado. Desátenla y tráiganmela.

3 Si alguien les dice algo, contéstenle: El Señor los necesita, y los devolverá cuanto antes."

4 Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta:

5 Digan a la hija de Sión: "Mira que tu rey viene a ti con toda sencillez, montado en una burra, un animal de carga."

6 Los discípulos se fueron e hicieron como Jesús les había mandado.

7 Le trajeron la burra con su cría, le colocaron sus mantos sobre el lomo y él se sentó encima.

8 Había muchísima gente; extendían sus mantos en el camino, o bien cortaban ramas de árboles, con las que cubrían el suelo.

9 Y el gentío que iba delante de Jesús, así como los que le seguían, empezaron a gritar: "¡Hosanna al hijo de David! ¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en lo más alto de los cielos!"

10 Cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se alborotó y preguntaban: "¿Quién es éste?"

11 Y la muchedumbre respondía: "¡Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea!"

12 Jesús entró en el Templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo. Derribó las mesas de los que cambiaban monedas y los puestos de los vendedores de palomas. Les dijo:

13 "Está escrito: Mi casa será llamada Casa de Oración. Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones."

14 También en el Templo se le acercaron algunos ciegos y cojos, y Jesús los sanó.

15 Los sacerdotes principales y los maestros de la Ley vieron las cosas tan asombrosas que Jesús acababa de hacer y a los niños que clamaban en el Templo: "¡Hosanna al hijo de David!". Estaban furiosos

16 y le dijeron: "¿Oyes lo que dicen ésos?" Les respondió Jesús: "Por supuesto. ¿No han leído, por casualidad, esa Escritura que dice: Tú mismo has puesto tus alabanzas en la boca de los niños y de los que aún maman?"

17 En seguida Jesús los dejó y salió de la ciudad en dirección a Betania, donde pasó la noche.

18 Al regresar a la ciudad, muy de mañana, Jesús sintió hambre.

19 Divisando una higuera cerca del camino, se acercó, pero no encontró más que hojas. Entonces dijo a la higuera: "¡Nunca jamás volverás a dar fruto!" Y al instante la higuera se secó.

20 Al ver esto, los discípulos se maravillaron: "¿Cómo pudo secarse la higuera, y tan rápido?"

21 Jesús les declaró: "En verdad les digo: si tienen tanta fe como para no vacilar, ustedes harán mucho más que secar una higuera. Ustedes dirán a ese cerro:

22 ¡Quítate de ahí y échate al mar!, y así sucederá. Todo lo que pidan en la oración, con tal de que crean, lo recibirán."

23 Jesús había entrado al Templo y estaba enseñando, cuando los sumos sacerdotes y las autoridades judías fueron a su encuentro para preguntarle: "¿Con qué derecho haces todas estas cosas? ¿Quién te lo ha encargado?"

24 Jesús les contestó: "Yo también les voy a hacer a ustedes una pregunta. Si me la contestan, yo también les diré con qué autoridad hago todo esto.

25 Háblenme del bautismo que daba Juan: este asunto ¿de dónde venía, de Dios, o de los hombres?" Ellos reflexionaron: "Si decimos que este asunto venía de Dios, él nos replicará: Pues ¿por qué no le creyeron?

26 Y si decimos que era cosa de hombres, ¡cuidado con el pueblo!, pues todos consideran a Juan como un profeta."

27 Entonces contestaron a Jesús: "No lo sabemos." Y Jesús les replicó: "Pues yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas."

28 Jesús agregó: "Pero, díganme su parecer: Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero para decirle: " Hijo, hoy tienes que ir a trabajar en la viña."

29 Y él le respondió: "No quiero". Pero después se arrepintió y fue.

30 Luego el padre se acercó al segundo y le mandó lo mismo. Este respondió: "Ya voy, señor." Pero no fue.

31 Ahora bien, ¿cuál de los dos hizo lo que quería el padre?" Ellos contestaron: "El primero." Entonces Jesús les dijo: "En verdad se lo digo: en el camino al Reino de los Cielos, los publicanos y las prostitutas andan mejor que ustedes.

32 Porque Juan vino a abrirles el camino derecho, y ustedes no le creyeron, mientras que los publicanos y las prostitutas le creyeron. Ustedes fueron testigos, pero ni con esto se arrepintieron y le creyeron.

33 Escuchen este otro ejemplo: Había un propietario que plantó una viña. La rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar y levantó una torre para vigilarla. Después la alquiló a unos labradores y se marchó a un país lejano.

34 Cuando llegó el tiempo de la vendimia, el dueño mandó a sus sirvientes que fueran donde aquellos labradores y cobraran su parte de la cosecha.

35 Pero los labradores tomaron a los enviados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.

36 El propietario volvió a enviar a otros servidores más numerosos que la primera vez, pero los trataron de la misma manera.

37 Por último envió a su hijo, pensando: A mi hijo lo respetarán.

38 Pero los trabajadores, al ver al hijo, se dijeron: Ese es el heredero. Lo matamos y así nos quedamos con su herencia.

39 Lo tomaron, pues, lo echaron fuera de la viña y lo mataron.

40 Ahora bien, cuando venga el dueño de la viña, ¿qué hará con esos labradores?"

41 Le contestaron: "Hará morir sin compasión a esa gente tan mala, y arrendará la viña a otros labradores que le paguen a su debido tiempo."

42 Jesús agregó: "¿No han leído cierta Escritura? Dice así: La piedra que los constructores desecharon llegó a ser la piedra principal del edificio; ésa fue la obra del Señor y nos dejó maravillados.

43 Ahora yo les digo a ustedes: Se les quitará el Reino de los Cielos, y será entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos."

44 {El que caiga sobre esta piedra quedará destrozado, y aquel sobre quien ella caiga será aplastado. Cf. Lc 20,18

45 Al oír estos ejemplos, los jefes de los sacerdotes y los fariseos comprendieron que Jesús se refería a ellos.

46 Hubieran deseado arrestarlo, pero tuvieron miedo del pueblo que lo consideraba como un profeta.