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NEHEMIAS 5 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos.

2 Había quien decía: Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto, hemos pedido prestado grano para comer y vivir.

3 Y había quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras, nuestras viñas y nuestras casas, para comprar grano, a causa del hambre.

4 Y había quienes decían: Hemos tomado prestado dinero para el tributo del rey, sobre nuestras tierras y viñas.

5 Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos; y he aquí que nosotros dimos nuestros hijos y nuestras hijas a servidumbre, y algunas de nuestras hijas lo están ya, y no tenemos posibilidad de rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros.

6 Y me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras.

7 Entonces lo medité, y reprendí a los nobles y a los oficiales, y les dije: ¿Exigís interés cada uno a vuestros hermanos? Y convoqué contra ellos una gran asamblea,

8 y les dije: Nosotros según nuestras posibilidades rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las naciones; ¿y vosotros vendéis aun a vuestros hermanos, y serán vendidos a nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué responder.

9 Y dije: No es bueno lo que hacéis. ¿No andaréis en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio de las naciones enemigas nuestras?

10 También yo y mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y grano; quitémosles ahora este gravamen.

11 Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la centésima parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que demandáis de ellos como interés.

12 Y dijeron: Lo devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como tú dices. Entonces convoqué a los sacerdotes, y les hice jurar que harían conforme a esto.

13 Además sacudí mi vestido, y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su trabajo a todo hombre que no cumpliere esto, y así sea sacudido y vacío. Y respondió toda la congregación: ¡Amén! y alabaron a Jehová. Y el pueblo hizo conforme a esto.

14 También desde el día que me mandó el rey que fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo ni mis hermanos comimos el pan del gobernador.

15 Pero los primeros gobernadores que fueron antes de mí abrumaron al pueblo, y tomaron de ellos por el pan y por el vino más de cuarenta siclos de plata, y aun sus criados se enseñoreaban del pueblo; pero yo no hice así, a causa del temor de Dios.

16 También en la obra de este muro restauré mi parte, y no compramos heredad; y todos mis criados juntos estaban allí en la obra.

17 Además, ciento cincuenta judíos y oficiales, y los que venían de las naciones que había alrededor de nosotros, estaban a mi mesa.

18 Y lo que se preparaba para cada día era un buey y seis ovejas escogidas; también eran preparadas para mí aves, y cada diez días vino en toda abundancia; y con todo esto nunca requerí el pan del gobernador, porque la servidumbre de este pueblo era grave.

19 Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este pueblo.

  X


1 La gente del pueblo y sus mujeres presentaron quejas muy duras contra sus hermanos judíos.

2 Algunos decían: "Nosotros tenemos mucha familia y necesitamos trigo para comer y poder vivir."

3 Otros gritaban: "Nosotros tuvimos que empeñar nuestros campos, viñas y casas para conseguir grano en esta escasez."

4 Otros decían: "Tuvimos que pedir dinero prestado a cuenta de nuestros campos y viñas para pagar el impuesto al rey.

5 Sin embargo, somos de la misma raza que nuestros hermanos, y nuestros hijos no son diferentes a sus hijos. Pero tenemos que entregarlos como esclavos; incluso muchas de nuestras hijas son ya tratadas como concubinas. Y no tenemos otra solución, puesto que nuestros campos y viñas ya pasaron a otros."

6 Esas quejas y acusaciones me llenaron de indignación.

7 Después de reflexionar, llamé la atención a los notables y a los consejeros, diciéndoles: "¿Por qué ustedes no tienen lástima de sus hermanos?" Debido a eso reuní una gran asamblea

8 y les dije: "Nosotros hemos rescatado en la medida de nuestras fuerzas a nuestros hermanos judíos que eran esclavos. ¿Y ahora son ustedes los que compran a sus hermanos?" Se quedaron callados. No tenían qué contestar.

9 Y seguí: "No está bien lo que ustedes hacen. ¿No quieren vivir obedeciendo a nuestro Dios? ¿Quieren imitar las prácticas vergonzosas de nuestros enemigos paganos?

10 También yo, mis hermanos y mi gente hemos prestado dinero y trigo.

11 Ahora bien, olvidemos todo lo que nos deben, devolvámosles inmediatamente sus campos, viñas y olivares, y anulemos las deudas en dinero, trigo, vino y aceite."

12 Ellos me contestaron: "Se lo devolveremos y no les reclamaremos nada. Haremos como tú has dicho." Entonces llamé a los sacerdotes y, delante de ellos, hice jurar a todos que cumplirían su promesa.

13 Luego sacudí los dobleces de mi manto, diciendo: "Así sacuda Dios fuera de su casa y de su herencia a todo aquel que no cumpla esta palabra, y que sea tan sacudido que quede sin nada." Toda la asamblea contestó: "Así sea", y alabó a Yavé. Y el pueblo cumplió su promesa.

14 El rey Artajerjes me había hecho gobernador del país de Judá, en el año veinte de su reinado. Hasta el año treinta y dos, o sea, durante doce años, ni yo, ni mis hermanos, jamás exigimos el pan del gobernador.

15 Sin embargo, los gobernadores anteriores cobraban al pueblo cuarenta monedas de plata por día. Este sueldo era una carga para el pueblo, además de los abusos que cometían sus servidores.

16 Además me dediqué a trabajar en la reconstrucción de la muralla y no a comprar campos; y toda mi gente estuvo ahí ayudando.

17 En mi mesa se sentaban ciento cincuenta personas entre jefes y consejeros, sin contar los que venían de las naciones vecinas.

18 Diariamente se mataba un ternero, seis carneros escogidos y aves, y cada diez días se traía gran cantidad de vino. Todo esto corría por mi cuenta y, sin embargo, jamás pedí el pan del gobernador, porque los trabajos pesaban ya bastante sobre el pueblo.

19 ¡Acuérdate, Dios mío, para mi bien, de todo lo que hice por este pueblo!