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La Palabra de Dios preservada y viva

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ROMANOS 9 Paralela rv60
y bla95

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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo,

2 que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón.

3 Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;

4 que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas;

5 de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.

6 No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas,

7 ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia.

8 Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.

9 Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.

10 Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre

11 (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama),

12 se le dijo: El mayor servirá al menor.

13 Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.

14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.

15 Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.

16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

17 Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.

18 De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.

19 Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad?

20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?

21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?

22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,

23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,

24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?

25 Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada.

26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente.

27 También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo;

28 porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud.

29 Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, Como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes.

30 ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe;

31 mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó.

32 ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo,

33 como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; Y el que creyere en él, no será avergonzado.

  X


1 Quiero hablarles en Cristo; todo será verdad y no miento, tal como mi conciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo.

2 Siento una tristeza muy grande y una pena continua,

3 hasta el punto que desearía ser rechazado y alejado de Cristo en lugar de mis hermanos; me refiero a los de mi raza.

4 Ellos son los israelitas, a quienes Dios adoptó; entre ellos descansa su gloria con las alianzas, el don de la Ley, el culto y las promesas de Dios.

5 Suyos son los grandes antepasados, y Cristo es uno de ellos según la carne, el que como Dios está también por encima de todo. ¡Bendito sea por todos los siglos: Amén!

6 No quiero hablar de un fracaso de las promesas de Dios, porque no todos los israelitas son Israel,

7 como tampoco los descendientes de Abrahán eran todos hijos suyos. Pues le fue dicho: Los hijos de Isaac serán considerados tus descendientes.

8 O sea, que no basta ser hijo suyo según la carne para ser hijo de Dios; la verdadera descendencia de Abrahán son los hijos que le han nacido a raíz de la promesa de Dios.

9 Y la promesa es ésta: Por este tiempo volveré y Sara tendrá ya un hijo.

10 Fíjense también en el caso de Rebeca, esposa de nuestro padre Isaac, que estaba esperando mellizos.

11 Como todavía no habían hecho ni bien ni mal, la elección de Dios era totalmente libre y todo dependía,

12 no de los méritos de alguno, sino de su propio llamado. Y fue entonces cuando se le dijo: El mayor servirá al más joven.

13 La Escritura dice al respecto: Elegí a Jacob y rechacé a Esaú.

14 ¿Diremos, entonces, que Dios es injusto? ¡Claro que no!

15 Dice sin embargo a Moisés: Seré misericordioso con quien quiera serlo, y me compadeceré de quien quiera compadecerme.

16 Debemos concluir que lo importante no es querer, o llegar primero, sino que Dios tenga misericordia.

17 En la Escritura dice a Faraón: Te hice Faraón con el fin de manifestar en ti mi poder, y para que toda la tierra conozca mi Nombre.

18 Así que Dios usa de misericordia con quien quiera y endurece el corazón de quien quiera.

19 Tú me vas a decir: Dios no tiene por qué reprocharme, dado que nadie puede oponerse a su voluntad.

20 Pero, amigo, ¿quién eres tú para pedir cuentas a Dios? Acaso dirá la arcilla al que la modeló: ¿Por qué me hiciste así?

21 ¿No dispone el alfarero de su barro y hace con el mismo barro una vasija preciosa o una para el menaje?

22 Dios ha aguantado con mucha paciencia vasijas que solamente merecían su ira, y que después de hacerlas serían reducidas a pedazos; con ellas quería manifestar su justicia y dar a conocer su poder.

23 Asimismo quiere manifestar las riquezas de su gloria con otras vasijas, las vasijas de la misericordia, que ha preparado de antemano para la gloria.

24 Así nos ha llamado Dios, no sólo de entre los judíos, sino también de entre los paganos.

25 Lo dijo con el profeta Oseas: Llamaré "pueblo mío" al que no es mi pueblo, y "amada mía" a la que no es mi amada.

26 Así como se les dijo: "Ustedes no son mi pueblo", serán llamados "hijos del Dios vivo".

27 Respecto a Israel, Isaías dice sin vacilar: Aunque los hijos de Israel fueran tan numerosos como la arena del mar, sólo un resto se salvará.

28 El Señor lo hará en esta tierra sin fallar y sin demora.

29 También Isaías anunció: Si el Señor de los Ejércitos no nos hubiera dejado alguna descendencia, seríamos como Sodoma, parecidos a Gomorra.

30 Entonces, ¿en qué quedamos? En que los paganos, que no buscaban el camino de rectitud, lo encontraron (hablo de la rectitud que es fruto de la fe).

31 Israel, en cambio, que buscaba en la Ley un camino de rectitud, no alcanzó la finalidad de la Ley. ¿Y por qué?

32 Porque se ataba a las observancias y no a la fe. Y tropezaron con Aquel que es la piedra de tropiezo,

33 como está escrito: Mira que pongo en Sión una piedra para tropezar, una roca que hace caer, pero el que crea en él no será confundido.