2 Dijo: Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador;
4 Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mi enemigos.
5 Me rodearon ondas de muerte, Y torrentes de perversidad me atemorizaron.
6 Ligaduras del Seol me rodearon; Tendieron sobre mí lazos de muerte.
9 Humo subió de su nariz, Y de su boca fuego consumidor; Carbones fueron por él encendidos.
10 E inclinó los cielos, y descendió; Y había tinieblas debajo de sus pies.
11 Y cabalgó sobre un querubín, y voló; Voló sobre las alas del viento.
12 Puso tinieblas por su escondedero alrededor de sí; Oscuridad de aguas y densas nubes.
13 Por el resplandor de su presencia se encendieron carbones ardientes.
14 Y tronó desde los cielos Jehová, Y el Altísimo dio su voz;
15 Envió sus saetas, y los dispersó; Y lanzó relámpagos, y los destruyó.
17 Envió desde lo alto y me tomó; Me sacó de las muchas aguas.
18 Me libró de poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían, aunque eran más fuertes que yo.
19 Me asaltaron en el día de mi quebranto; Mas Jehová fue mi apoyo,
20 Y me sacó a lugar espacioso; Mi libró, porque se agradó de mí.
22 Porque yo he guardado los caminos de Jehová, Y no me aparté impíamente de mi Dios.
23 Pues todos sus decretos estuvieron delante de mí, Y no me he apartado de sus estatutos.
24 Fui recto para con él, Y me he guardado de mi maldad;
26 Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, Y recto para con el hombre íntegro.
27 Limpio te mostrarás para con el limpio, Y rígido serás para con el perverso.
28 Porque tú salvas al pueblo afligido, Mas tus ojos están sobre los altivos para abatirlos.
29 Tú eres mi lámpara, oh Jehová; Mi Dios alumbrará mis tinieblas.
30 Contigo desbarataré ejércitos, Y con mi Dios asaltaré muros.
32 Porque ¿quién es Dios, sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?
33 Dios es el que me ciñe de fuerza, Y quien despeja mi camino;
34 Quien hace mis pies como de ciervas, Y me hace estar firme sobre mis alturas;
36 Me diste asimismo el escudo de tu salvación, Y tu benignidad me ha engrandecido.
37 Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí, Y mis pies no han resbalado.
38 Perseguiré a mis enemigos, y los destruiré, Y no volveré hasta acabarlos.
39 Los consumiré y los heriré, de modo que no se levanten; Caerán debajo de mis pies.
40 Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea; Has humillado a mis enemigos debajo de mí,
42 Clamaron, y no hubo quien los salvase; Aun a Jehová, mas no les oyó.
43 Como polvo de la tierra los molí; Como lodo de las calles los pisé y los trituré.
45 Los hijos de extraños se someterán a mí; Al oir de mí, me obedecerán.
46 Los extraños se debilitarán, Y saldrán temblando de sus encierros.
47 Viva Jehová, y bendita sea mi roca, Y engrandecido sea el Dios de mi salvación.
48 El Dios que venga mis agravios, Y sujeta pueblos debajo de mí;
50 Por tanto, yo te confesaré entre las naciones, oh Jehová, Y cantaré a tu nombre.