Salmos 119:127 - Por eso he amado tus mandamientos Más que el oro, y más que oro muy puro. (Versículos como Salmos 119:127)

Salmos 119:72 - Mejor me es la ley de tu boca Que millares de oro y plata. (Versículos como Salmos 119:72)

Salmos 119:103 - ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. (Versículos como Salmos 119:103)

Job 23:12 - Del mandamiento de sus labios nunca me separé; Guardé las palabras de su boca más que mi comida. (Versículos como Job 23:12)

Proverbios 3:13-15 - Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. (Versículos como Proverbios 3:13)

Proverbios 8:19 - Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado; Y mi rédito mejor que la plata escogida. (Versículos como Proverbios 8:19)

Proverbios 8:10-11 - Recibid mi enseñanza, y no plata; Y ciencia antes que el oro escogido. Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella. (Versículos como Proverbios 8:10)

Proverbios 16:16 - Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado; Y adquirir inteligencia vale más que la plata. (Versículos como Proverbios 16:16)

Job 28:15-17 - No se dará por oro, Ni su precio será a peso de plata. No puede ser apreciada con oro de Ofir, Ni con ónice precioso, ni con zafiro. El oro no se le igualará, ni el diamante, Ni se cambiará por alhajas de oro fino. (Versículos como Job 28:15)

Proverbios 24:13 - Come, hijo mío, de la miel, porque es buena, Y el panal es dulce a tu paladar. (Versículos como Proverbios 24:13)

Salmos 63:5 - Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca, (Versículos como Salmos 63:5)

1 Samuel 14:26-29 - Entró, pues, el pueblo en el bosque, y he aquí que la miel corría; pero no hubo quien hiciera llegar su mano a su boca, porque el pueblo temía el juramento. Pero Jonatán no había oído cuando su padre había juramentado al pueblo, y alargó la punta de una vara que traía en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llevó su mano a la boca; y fueron aclarados sus ojos. Entonces habló uno del pueblo, diciendo: Tu padre ha hecho jurar solemnemente al pueblo, diciendo: Maldito sea el hombre que tome hoy alimento. Y el pueblo desfallecía. Respondió Jonatán: Mi padre ha turbado el país. Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos, por haber gustado un poco de esta miel. (Versículos como 1 Samuel 14:26)