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SALMOS 102 Paralela rv60
y bla95

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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Jehová, escucha mi oración, Y llegue a ti mi clamor.

2 No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que te invocare.

3 Porque mis días se han consumido como humo, Y mis huesos cual tizón están quemados.

4 Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan.

5 Por la voz de mi gemido Mis huesos se han pegado a mi carne.

6 Soy semejante al pelícano del desierto; Soy como el buho de las soledades;

7 Velo, y soy Como el pájaro solitario sobre el tejado.

8 Cada día me afrentan mis enemigos; Los que contra mí se enfurecen, se han conjurado contra mí.

9 Por lo cual yo como ceniza a manera de pan, Y mi bebida mezclo con lágrimas,

10 A causa de tu enojo y de tu ira; Pues me alzaste, y me has arrojado.

11 Mis días son como sombra que se va, Y me he secado como la hierba.

12 Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre, Y tu memoria de generación en generación.

13 Te levantarás y tendrás misericordia de Sion, Porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado.

14 Porque tus siervos aman sus piedras, Y del polvo de ella tienen compasión.

15 Entonces las naciones temerán el nombre de Jehová, Y todos los reyes de la tierra tu gloria;

16 Por cuanto Jehová habrá edificado a Sion, Y en su gloria será visto;

17 Habrá considerado la oración de los desvalidos, Y no habrá desechado el ruego de ellos.

18 Se escribirá esto para la generación venidera; Y el pueblo que está por nacer alabará a JAH,

19 Porque miró desde lo alto de su santuario; Jehová miró desde los cielos a la tierra,

20 Para oír el gemido de los presos, Para soltar a los sentenciados a muerte;

21 Para que publique en Sion el nombre de Jehová, Y su alabanza en Jerusalén,

22 Cuando los pueblos y los reinos se congreguen En uno para servir a Jehová.

23 El debilitó mi fuerza en el camino; Acortó mis días.

24 Dije: Dios mío, no me cortes en la mitad de mis días; Por generación de generaciones son tus años.

25 Desde el principio tú fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos.

26 Ellos perecerán, mas tú permanecerás; Y todos ellos como una vestidura se envejecerán; Como un vestido los mudarás, y serán mudados;

27 Pero tú eres el mismo, Y tus años no se acabarán.

28 Los hijos de tus siervos habitarán seguros, Y su descendencia será establecida delante de ti.

  X


1

2 Señor, escucha mi plegaria, que mis gritos lleguen hasta ti.

3 No me escondas tu cara en el día de mi desgracia, vuelve tus oídos hacia mí el día que te invoco, apresúrate en responderme.

4 Pues mis días se esfuman, mis huesos se consumen como brasas;

5 como hierba segada, mi corazón se seca y hasta me olvido de comer mi pan;

6 con lo fuerte de mis sollozos, a través de la piel se ven mis huesos.

7 Me parezco al pelícano del desierto, soy como la lechuza de las ruinas.

8 Paso en vela gimiendo como un pájaro solo en un tejado.

9 Todo el día me insultan mis enemigos, los que me adulan maldicen de mí.

10 El pan que como es la ceniza, mezclo mi bebida con mis lágrimas;

11 debido a tu cólera y a tu furor pues me arrancaste y me tiraste al suelo.

12 Mis días son como la sombra que declina, y yo me voy secando como el pasto.

13 Mas tú, Señor, reinas para siempre, y te invocan por todas las edades.

14 Tú te levantarás, enternecido por Sión, pues ya es tiempo que de ellas te apiades, ya ha llegado la hora;

15 tus siervos se encariñan con sus piedras y sienten pena al ver sus escombros.

16 Entonces los pueblos respetarán tu nombre, y todos los reyes de la tierra, tu gloria;

17 cuando el Señor reconstruya a Sión y se manifieste en su gloria,

18 cuando atienda la oración del despojado y no se haga sordo a su plegaria.

19 Escríbanlo para la nueva generación: un pueblo recreado alabará al Señor.

20 Pues se inclinó de lo alto de su santuario, desde los cielos miró el Señor a la tierra

21 para escuchar el gemido del cautivo y liberar a los condenados a muerte,

22 para que resuene en Sión el nombre del Señor y su alabanza, en Jerusalén.

23 Se reunirán entonces los pueblos y los reinos para adorar al Señor.

24 Agotó mi fuerza en el camino, y ha abreviado mis días,

25 pero yo digo: Dios mío, no me arranques a mitad de mis días, siendo que tus años corren de edad en edad.

26 Hace tiempo que fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos;

27 ellos perecerán, pero tú permaneces, todos se gastan como la ropa, los cambias como un vestido, y se mudan,

28 pero tú eres el mismo, tus años no se acaban.

29 Los hijos de tus siervos vivirán en ella y su raza siempre te servirá.