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La Palabra de Dios preservada y viva

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SALMOS 51 Paralela rv60
y bla95

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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

2 Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.

3 Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí.

4 Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.

5 He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.

6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

7 Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.

8 Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido.

9 Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades.

10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

11 No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu.

12 Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.

13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti.

14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; Cantará mi lengua tu justicia.

15 Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza.

16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto.

17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

18 Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifica los muros de Jerusalén.

19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

  X


1

2

3 Ten piedad de mí, oh Dios, en tu bondad, por tu gran corazón, borra mi falta.

4 Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame tú de mi pecado.

5 Pues mi falta yo bien la conozco y mi pecado está siempre ante mí;

6 contra ti, contra ti sólo pequé, lo que es malo a tus ojos yo lo hice. Por eso en tu sentencia tú eres justo, no hay reproche en el juicio de tus labios.

7 Tú ves que malo soy de nacimiento, pecador desde el seno de mi madre.

8 Mas tú quieres rectitud de corazón, y me enseñas en secreto lo que es sabio.

9 Rocíame con agua, y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve.

10 Haz que sienta otra vez júbilo y gozo y que bailen los huesos que moliste.

11 Aparta tu semblante de mis faltas, borra en mí todo rastro de malicia.

12 Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un firme espíritu.

13 No me rechaces lejos de tu rostro ni me retires tu espíritu santo.

14 Dame tu salvación que regocija, y que un espíritu noble me dé fuerza.

15 Mostraré tu camino a los que pecan, a ti se volverán los descarriados.

16 Líbrame, oh Dios, de la deuda de sangre, Dios de mi salvación, y aclamará mi lengua tu justicia.

17 Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza.

18 Un sacrificio no te gustaría, ni querrás si te ofrezco, un holocausto.

19 Mi espíritu quebrantado a Dios ofreceré, pues no desdeñas a un corazón contrito.

20 Favorece a Sión en tu bondad: reedifica las murallas de Jerusalén;

21 entonces te gustarán los sacrificios, ofrendas y holocaustos que se te deben; entonces ofrecerán novillos en tu altar.