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La Palabra de Dios preservada y viva

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SALMOS 69 Paralela rv60
y bla95

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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Sálvame, oh Dios, Porque las aguas han entrado hasta el alma.

2 Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; He venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.

3 Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.

4 Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa; Se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen sin tener por qué. ¿Y he de pagar lo que no robé?

5 Dios, tú conoces mi insensatez, Y mis pecados no te son ocultos.

6 No sean avergonzados por causa mía los que en ti confían, oh Señor Jehová de los ejércitos; No sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.

7 Porque por amor de ti he sufrido afrenta; Confusión ha cubierto mi rostro.

8 Extraño he sido para mis hermanos, Y desconocido para los hijos de mi madre.

9 Porque me consumió el celo de tu casa; Y los denuestos de los que te vituperaban cayeron sobre mí.

10 Lloré afligiendo con ayuno mi alma, Y esto me ha sido por afrenta.

11 Puse además cilicio por mi vestido, Y vine a serles por proverbio.

12 Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta, Y me zaherían en sus canciones los bebedores.

13 Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad; Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, Por la verdad de tu salvación, escúchame.

14 Sácame del lodo, y no sea yo sumergido; Sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas.

15 No me anegue la corriente de las aguas, Ni me trague el abismo, Ni el pozo cierre sobre mí su boca.

16 Respóndeme, Jehová, porque benigna es tu misericordia; Mírame conforme a la multitud de tus piedades.

17 No escondas de tu siervo tu rostro, Porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.

18 Acércate a mi alma, redímela; Líbrame a causa de mis enemigos.

19 Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio; Delante de ti están todos mis adversarios.

20 El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado. Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; Y consoladores, y ninguno hallé.

21 Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me dieron a beber vinagre.

22 Sea su convite delante de ellos por lazo, Y lo que es para bien, por tropiezo.

23 Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, Y haz temblar continuamente sus lomos.

24 Derrama sobre ellos tu ira, Y el furor de tu enojo los alcance.

25 Sea su palacio asolado; En sus tiendas no haya morador.

26 Porque persiguieron al que tú heriste, Y cuentan del dolor de los que tú llagaste.

27 Pon maldad sobre su maldad, Y no entren en tu justicia.

28 Sean raídos del libro de los vivientes, Y no sean escritos entre los justos.

29 Mas a mí, afligido y miserable, Tu salvación, oh Dios, me ponga en alto.

30 Alabaré yo el nombre de Dios con cántico, Lo exaltaré con alabanza.

31 Y agradará a Jehová más que sacrificio de buey, O becerro que tiene cuernos y pezuñas;

32 Lo verán los oprimidos, y se gozarán. Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón,

33 Porque Jehová oye a los menesterosos, Y no menosprecia a sus prisioneros.

34 Alábenle los cielos y la tierra, Los mares, y todo lo que se mueve en ellos.

35 Porque Dios salvará a Sion, y reedificará las ciudades de Judá; Y habitarán allí, y la poseerán.

36 La descendencia de sus siervos la heredará, Y los que aman su nombre habitarán en ella.

  X


1

2 Oh Dios, sálvame, que las aguas me llegan hasta el cuello.

3 Me estoy hundiendo en un cieno profundo, y no hay dónde apoyarme. Me vi arrastrado a profundas aguas y las olas me cubren.

4 Me agoto de gritar, me arde la garganta, y mis ojos se cansan de esperar a mi Dios.

5 Más que los cabellos de mi cabeza son los que me odian sin motivo. Son más fuertes que yo los que con calumnias me persiguen. ¿Cómo devolveré lo que no he robado?

6 Tú sabes, oh Dios, si me he extraviado, pues no te están escondidos mis errores.

7 No avergüences por mí a los que en ti esperan, Señor, Dios Sabaot, ni humilles por causa mía a los que te buscan, oh Dios de Israel.

8 Por ti fue que soporté el insulto, y la vergüenza me cubrió la cara;

9 me volví como un extraño a mis hermanos, un desconocido para los hijos de mi madre.

10 El celo de tu casa me devora, los insultos de los que te insultan recaen sobre mí.

11 Si me aflijo con ayunos, eso me vale insultos;

12 si me visto de saco, ellos se burlan de mí.

13 Se ríen de mí los que se sientan en la plaza, y a los bebedores doy un tema de canción.

14 Pero a ti, oh Dios, sube mi oración, sea ése el día de tu favor. Según tu gran bondad, oh Dios, respóndeme, sálvame tú que eres fiel.

15 Sácame del barro, que no me hunda; líbrame del vértigo del agua profunda.

16 Que las olas no me sumerjan, ni me trague el torbellino ni el pozo cierre sobre mí su boca.

17 Respóndeme, Señor, pues tu amor es bondad, vuélvete hacia mí por tu gran misericordia.

18 No escondas a tu siervo tu rostro, me siento angustiado, respóndeme pronto.

19 Ven, acércate a mí y rescátame, líbrame de tantos enemigos.

20 Tú conoces mi humillación, mis adversarios están todos a tu vista.

21 Tanta ofensa me ha partido el corazón, mi vergüenza y confusión son irremediables. Esperé compasión, pero fue en vano, alguien que me consolara, y no lo hallé.

22 En mi comida me echaron veneno, y para la sed me dieron vinagre.

23 Que un traidor los invite a cenar, y se vuelva una trampa su banquete.

24 Que pierdan la vista y queden a ciegas, que siempre caminen encorvados.

25 Arroja sobre ellos tu furor, que los alcance el fuego de tu ira.

26 Que su propiedad quede devastada y sus carpas sin habitantes,

27 porque persiguieron al que tú heriste y aumentaron los dolores de tu víctima.

28 Impútales falta tras falta y que de ellas nunca se libren;

29 sean borrados del libro de los vivos, no sean inscritos en la lista de los justos.

30 ¡Pero a mí, humillado y afligido, que me levante, oh Dios, tu ayuda!

31 Celebraré con un canto el nombre de Dios, proclamaré sus grandezas, le daré gracias.

32 Esto le agradará al Señor más que una víctima, más que un ternero con cuernos y pezuñas.

33 Vean esto, los humildes, y regocíjense. ¡Reanímense, los que buscan al Señor!

34 Pues el Señor escucha a los pobres, no desdeña a los suyos prisioneros.

35 Que lo aclamen los cielos y la tierra, los mares y cuanto bulle en su interior.

36 Pues Dios salvará a Sión y reconstruirá las ciudades de Judá: allí habrá de nuevo casas y propiedades.

37 Los hijos de sus siervos serán los herederos, y allí morarán los que aman su Nombre.