“ Por consiguiente, dieron para el servicio de la casa del Dios [verdadero] oro que valía cinco mil talentos y diez mil dáricos, y plata que valía diez mil talentos, y cobre que valía dieciocho mil talentos, y hierro que valía cien mil talentos.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)