“ Y fueron echando abajo las ciudades, y, en cuanto a toda buena porción de terreno, arrojaban cada cual su piedra y realmente la llenaban; y todo manantial de agua lo cegaban, y todo árbol bueno lo talaban, hasta que solo dejaron permanecer en ella las piedras de Quir-haréset; y los honderos empezaron a ir alrededor de ella y a derribarla.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)