“ Hazael, pues, se fue a su encuentro y tomó un regalo en la mano, aun toda suerte de cosa buena de Damasco, la carga de cuarenta camellos, y llegó y se paró delante de él y dijo: “Tu hijo, Ben-hadad, el rey de Siria, me ha enviado a ti a decir: ‘¿Reviviré de esta enfermedad?’”.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)