“ Y pasé a decir: “Oh Dios mío, de veras me da vergüenza y bochorno levantar mi rostro a ti, oh Dios mío, porque nuestros errores mismos se han multiplicado sobre nuestra cabeza y nuestra culpabilidad se ha hecho grande, aun hasta los cielos.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)