“ Por consiguiente, Lamec compuso estas palabras para sus esposas Adá y Zilá: “Oigan mi voz, esposas de Lamec; presten oído a mi dicho: A un hombre he matado por haberme herido, sí, a un joven por haberme dado un golpe.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)