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La Palabra de Dios preservada y viva

ISAIAS 50:2

“ ¿Por qué, cuando vine, no hubo nadie? ¿Cuando llamé, no hubo quien respondiera? ¿Se ha acortado verdaderamente tanto mi mano que no pueda redimir, o no hay en mí poder para librar? ¡Miren! Con mi reprensión seco el mar; hago de los ríos un desierto. Hieden sus peces por no haber agua, y mueren a causa de sed. .”

Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)