“ Y los príncipes empezaron a decir al rey: “Désele muerte, por favor, a este hombre, porque así es como está debilitando las manos de los hombres de guerra que quedan en esta ciudad y las manos de toda la gente, hablándoles conforme a estas palabras. Porque este hombre no es uno que busque la paz de este pueblo, sino calamidad”.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)