“ Y Josué procedió a herir toda la tierra de la región montañosa y el Négueb y la Sefelá y las laderas y a todos sus reyes. No dejó que quedara un solo sobreviviente, y todo lo que respiraba lo dio por entero a la destrucción, tal como había mandado Jehová el Dios de Israel.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)