“ Entonces Jael salió al encuentro de Sísara y le dijo: “Dirígete hacia acá, señor mío, dirígete hacia acá a mí. No tengas miedo”. De modo que él se desvió a ella y entró en la tienda. Más tarde ella lo cubrió con una frazada.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)