MARCOS 3:8 Contexto

Y después de darles una mirada en derredor con indignación, estando él cabalmente contristado por la insensibilidad de sus corazones, dijo al hombre: “Extiende la mano”. Y la extendió, y la mano le fue restaurada. Visto aquello, los fariseos salieron e inmediatamente se pusieron a celebrar consejo con los partidarios de Herodes contra él, para destruirlo. Pero Jesús, con sus discípulos, se retiró al mar; y una gran multitud de Galilea y de Judea lo siguió. Hasta de Jerusalén y de Idumea y del otro lado del Jordán y de los alrededores de Tiro y de Sidón, una gran multitud, al oír cuántas cosas hacía, vino a él. Y él dijo a sus discípulos que le tuvieran dispuesta de continuo una barquilla para que la muchedumbre no lo oprimiera. Porque curó a muchos, y el resultado fue que todos los que tenían dolencias penosas caían sobre él para tocarlo. Hasta los espíritus inmundos, siempre que lo contemplaban, se postraban delante de él y clamaban, diciendo: “Tú eres el Hijo de Dios”.

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Referencia Cruzada de MARCOS 3:8