“ Viendo que no lograba nada, sino, más bien, que se levantaba un alboroto, Pilato cogió agua y se lavó las manos delante de la muchedumbre, y dijo: “Soy inocente de la sangre de este [hombre]. Ustedes mismos tienen que atender a ello”.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)