1 { LIBRO CUARTOpar [Salmos 90 – 106]par Oración de Moisés, hombre del Dios [verdadero].) Oh Jehová, tú mismo has resultado ser una verdadera morada para nosotros durante generación tras generación.
2 Antes que nacieran las montañas mismas, o tú procedieras a producir como con dolores de parto la tierra y el terreno productivo, aun de tiempo indefinido a tiempo indefinido tú eres Dios.
3 Tú haces que el hombre mortal vuelva a la materia triturada, y dices: “Vuélvanse, hijos de los hombres”.
4 Porque mil años son a tus ojos solo como el día de ayer cuando ha pasado, y como una vigilia durante la noche.
5 Los has llevado arrollando; ellos llegan a ser un simple sueño; a la mañana [son] justamente como la hierba verde que cambia.
6 Por la mañana produce flores y tiene que cambiar; al atardecer se marchita y ciertamente se seca.
7 Porque nos hemos acabado en tu cólera, y por tu furia hemos sido perturbados.
8 Has colocado nuestros errores precisamente enfrente de ti; nuestras cosas escondidas, delante de tu rostro brillante.
9 Porque todos nuestros días han llegado a su declinación en tu furor; hemos terminado nuestros años lo mismo que un susurro.
10 En sí mismos los días de nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años, sin embargo su insistencia está en penoso afán y cosas perjudiciales; porque tiene que pasar rápidamente, y volamos.
11 ¿Quién hay que conozca la fuerza de tu cólera, y tu furor conforme al temor de ti?
12 Muéstra[nos] precisamente cómo contar nuestros días de tal manera que hagamos entrar un corazón de sabiduría.
13 ¡De veras vuélvete, oh Jehová! ¿Hasta cuándo será?, y siente pesar respecto a tus siervos.
14 Satisfácenos a la mañana con tu bondad amorosa, para que clamemos gozosamente y nos regocijemos durante todos nuestros días.
15 Haznos regocijar con correspondencia a los días en que nos has afligido, los años en que hemos visto calamidad.
16 Aparezca tu actividad a tus propios siervos, y tu esplendor sobre sus hijos.
17 Y resulte estar sobre nosotros la agradabilidad de Jehová nuestro Dios, y de veras establece firmemente sobre nosotros la obra de nuestras manos. Sí, la obra de nuestras manos, de veras establécela firmemente.