Biblia Online

La Palabra de Dios preservada y viva

728

2 SAMUEL 15 Paralela rv60
y bla95

< Anterior

Siguiente >

Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Aconteció después de esto, que Absalón se hizo de carros y caballos, y cincuenta hombres que corriesen delante de él.

2 Y se levantaba Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino junto a la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel.

3 Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te oiga de parte del rey.

4 Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia!

5 Y acontecía que cuando alguno se acercaba para inclinarse a él, él extendía la mano y lo tomaba, y lo besaba.

6 De esta manera hacía con todos los israelitas que venían al rey a juicio; y así robaba Absalón el corazón de los de Israel.

7 Al cabo de cuatro años, aconteció que Absalón dijo al rey: Yo te ruego me permitas que vaya a Hebrón, a pagar mi voto que he prometido a Jehová.

8 Porque tu siervo hizo voto cuando estaba en Gesur en Siria, diciendo: Si Jehová me hiciere volver a Jerusalén, yo serviré a Jehová.

9 Y el rey le dijo: Ve en paz. Y él se levantó, y fue a Hebrón.

10 Entonces envió Absalón mensajeros por todas las tribus de Israel, diciendo: Cuando oigáis el sonido de la trompeta diréis: Absalón reina en Hebrón.

11 Y fueron con Absalón doscientos hombres de Jerusalén convidados por él, los cuales iban en su sencillez, sin saber nada.

12 Y mientras Absalón ofrecía los sacrificios, llamó a Ahitofel gilonita, consejero de David, de su ciudad de Gilo. Y la conspiración se hizo poderosa, y aumentaba el pueblo que seguía a Absalón.

13 Y un mensajero vino a David, diciendo: El corazón de todo Israel se va tras Absalón.

14 Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar delante de Absalón; daos prisa a partir, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad a filo de espada.

15 Y los siervos del rey dijeron al rey: He aquí, tus siervos están listos a todo lo que nuestro señor el rey decida.

16 El rey entonces salió, con toda su familia en pos de él. Y dejó el rey diez mujeres concubinas, para que guardasen la casa.

17 Salió, pues, el rey con todo el pueblo que le seguía, y se detuvieron en un lugar distante.

18 Y todos sus siervos pasaban a su lado, con todos los cereteos y peleteos; y todos los geteos, seiscientos hombres que habían venido a pie desde Gat, iban delante del rey.

19 Y dijo el rey a Itai geteo: ¿Para qué vienes tú también con nosotros? Vuélvete y quédate con el rey; porque tú eres extranjero, y desterrado también de tu lugar.

20 Ayer viniste, ¿y he de hacer hoy que te muevas para ir con nosotros? En cuanto a mí, yo iré a donde pueda ir; tú vuélvete, y haz volver a tus hermanos; y Jehová te muestre amor permanente y fidelidad.

21 Y respondió Itai al rey, diciendo: Vive Dios, y vive mi señor el rey, que o para muerte o para vida, donde mi señor el rey estuviere, allí estará también tu siervo.

22 Entonces David dijo a Itai: Ven, pues, y pasa. Y pasó Itai geteo, y todos sus hombres, y toda su familia.

23 Y todo el país lloró en alta voz; pasó luego toda la gente el torrente de Cedrón; asimismo pasó el rey, y todo el pueblo pasó al camino que va al desierto.

24 Y he aquí, también iba Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban el arca del pacto de Dios; y asentaron el arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar después que todo el pueblo hubo acabado de salir de la ciudad.

25 Pero dijo el rey a Sadoc: Vuelve el arca de Dios a la ciudad. Si yo hallare gracia ante los ojos de Jehová, él hará que vuelva, y me dejará verla y a su tabernáculo.

26 Y si dijere: No me complazco en ti; aquí estoy, haga de mí lo que bien le pareciere.

27 Dijo además el rey al sacerdote Sadoc: ¿No eres tú el vidente? Vuelve en paz a la ciudad, y con vosotros vuestros dos hijos; Ahimaas tu hijo, y Jonatán hijo de Abiatar.

28 Mirad, yo me detendré en los vados del desierto, hasta que venga respuesta de vosotros que me dé aviso.

29 Entonces Sadoc y Abiatar volvieron el arca de Dios a Jerusalén, y se quedaron allá.

30 Y David subió la cuesta de los Olivos; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, e iban llorando mientras subían.

31 Y dieron aviso a David, diciendo: Ahitofel está entre los que conspiraron con Absalón. Entonces dijo David: Entorpece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel.

32 Cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, he aquí Husai arquita que le salió al encuentro, rasgados sus vestidos, y tierra sobre su cabeza.

33 Y le dijo David: Si pasares conmigo, me serás carga.

34 Mas si volvieres a la ciudad, y dijeres a Absalón: Rey, yo seré tu siervo; como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo tuyo; entonces tú harás nulo el consejo de Ahitofel.

35 ¿No estarán allí contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar? Por tanto, todo lo que oyeres en la casa del rey, se lo comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar.

36 Y he aquí que están con ellos sus dos hijos, Ahimaas el de Sadoc y Jonatán el de Abiatar; por medio de ellos me enviaréis aviso de todo lo que oyereis.

37 Así vino Husai amigo de David a la ciudad; y Absalón entró en Jerusalén.

  X


1 Después de esto, Absalón se equipó un carro, unos caballos y cincuenta hombres que iban delante de él.

2 Absalón se levantaba muy temprano y se ponía junto al camino que lleva a la Puerta, y cada vez que un hombre venía al tribunal del rey, por algún pleito, lo llamaba y le preguntaba: "¿De qué ciudad eres tú?" Y si el otro respondía: "Soy de una de las tribus de Israel", entonces Absalón le decía:

3 "Mira, tu causa es buena y justa, pero no habrá nadie que te escuche de parte del rey."

4 Y continuaba: "¡Ah, si yo pudiera administrar justicia en este país, todos los que tuvieran pleitos que resolver vendrían a mí y yo les haría justicia!"

5 Cuando alguien se acercaba para agacharse ante él, tendía la mano para detenerlo y lo besaba.

6 De esta manera actuaba Absalón con todos los israelitas que llegaban al tribunal del rey y así se iba ganando su cariño.

7 Al cabo de cuatro años, Absalón dijo al rey: "Dame permiso para ir a Hebrón, a cumplir el voto que hice a Yavé;

8 pues cuando estaba en Guesur, en Aram, hice este voto: Si Yavé me hace volver a Jerusalén, le ofreceré un sacrificio en Hebrón."

9 Respondió el rey: "Que te vaya bien." Absalón se despidió y se fue a Hebrón.

10 Absalón envió a todas las tribus de Israel el siguiente mensaje: "Cuando sientan tocar las trompetas, griten: ¡Absalón se ha proclamado rey en Hebrón!"

11 Había salido de Jerusalén con doscientos hombres invitados por él, que lo acompañaban sin saber lo que tramaba.

12 Hizo venir desde la ciudad de Guiló al consejero de su padre, Ajitofel, quien lo acompañó mientras hacía sus sacrificios. La conjuración iba haciéndose poderosa y el número de sus partidarios aumentaba cada vez más.

13 Cuando David supo que Absalón se había captado las simpatías de la gente de Israel,

14 dijo a todos sus servidores que estaban con él en Jerusalén: "Huyamos luego, porque no podemos resistir a Absalón. Salgamos sin demora, no sea que nos ataque de repente, nos inflija una derrota y pase la ciudad a cuchillo."

15 Sus oficiales le respondieron: "Sea cual fuere tu decisión, cuenta con tus servidores."

16 Entonces el rey salió a pie, con toda su familia. Sólo quedaron diez concubinas para cuidar el palacio.

17 El rey salió con el pueblo y se detuvo cuando llegaron a la última casa de la ciudad.

18 Todos sus servidores desfilaban a su lado y delante de él pasaban los mercenarios quereteos y filisteos: seiscientos hombres que habían venido de Gat y que siempre lo acompañaban.

19 David dijo a su jefe, Itaí: "No vengas con nosotros, vuelve y quédate con el nuevo rey. Eres un extranjero,

20 un desterrado de tu país. Apenas llegaste ayer y no es justo que hoy te haga correr la misma suerte que yo. Regresa con tus hombres y que Yavé tenga compasión de ustedes."

21 Itaí le contestó: "Juro por Yavé y por tu vida que dondequiera que vaya el rey, mi señor, sea para morir o para vivir, allí también estaré yo, tu servidor."

22 Entonces David le dijo: "Vamos y acompáñame." De este modo, Itaí de Gat, con todos sus hombres y toda su familia, acompañaron al rey.

23 Todos lloraban en voz alta, mientras desfilaba la gente. El rey atravesó el torrente Cedrón, y toda la gente pasó al oriente del camino que bordea el desierto.

24 El sacerdote Sadoc y todos los levitas llevaban el Arca de la Alianza. La colocaron junto a Abiatar hasta que todos salieron de la ciudad.

25 Entonces el rey dijo a Sadoc: "Devuelve el Arca de Dios a la ciudad, porque si él quiere, me hará volver para ver el Arca y su santuario.

26 Pero si no le agrado, que haga conmigo lo que le parezca.

27 Tú y tu hijo Ajimás, junto con Abiatar y su hijo Jonatán, vuelvan en paz a Jerusalén.

28 Miren, yo me voy a detener en los pasos del desierto esperando que ustedes me manden noticias."

29 Entonces, Sadoc y Abiatar volvieron con el Arca a Jerusalén y se quedaron allí.

30 David subía el cerro de los Olivos llorando, con la cabeza cubierta y los pies descalzos. Todos los que lo acompañaban hacían otro tanto.

31 Cuando supo David que Ajitofel era uno de los conjurados con Absalón, exclamó: "¡Que Yavé vuelva inútiles todos los consejos de Ajitofel!"

32 Al llegar David a la cumbre donde se adora a Dios, salió a su encuentro Jusay el arquita, amigo de David, con la túnica desgarrada y la cabeza cubierta de polvo.

33 David le dijo: "Si vas conmigo, serás para mí una carga.

34 Me serás más útil si vuelves a la ciudad y vas a decir a Absalón: "Señor, mi rey, así como serví antes a tu padre, así quiero ahora servirte a ti." Y luego te opondrás a los planes de Ajitofel y aconsejarás lo que a mí me conviene.

35 Los sacerdotes Sadoc y Abiatar también están de mi parte. Por eso, todo lo que oigas en el palacio se lo comunicarás a ellos,

36 para que, a su vez, me lo transmitan a mí por intermedio de sus dos hijos Ajimás y Jonatán."

37 Jusay, amigo de David, entró en la ciudad, en el momento en que Absalón llegaba a Jerusalén.