“ El rey se emocionó mucho, subió a la habitación que había sobre la puerta y se puso a llorar, diciendo entre sollozos: "Absalón, ¡hijo mío! ¡Hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! Ojalá yo hubiera muerto en lugar tuyo, ¡hijo mío!"
.”
Biblia LatinoAmericana 1995 (bla95)