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La Palabra de Dios preservada y viva

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HECHOS 17 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos.

2 Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos,

3 declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo.

4 Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas.

5 Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.

6 Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá;

7 a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.

8 Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas.

9 Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.

10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.

11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.

13 Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes.

14 Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí.

15 Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.

16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría.

17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían.

18 Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección.

19 Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas?

20 Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto.

21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.)

22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos;

23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: {\i\b AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.

24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,

25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.

26 Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación;

27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.

28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.

29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.

30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;

31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.

32 Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.

33 Y así Pablo salió de en medio de ellos.

34 Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.

  X


1 Pablo y Silas atravesaron Anfípolis y Apolonia, y llegaron a Tesalónica, donde los judíos tenían una sinagoga.

2 Pablo, según su costumbre, fue a visitarlos y por tres sábados discutió con ellos, basándose en las Escrituras.

3 Las interpretaba y les demostraba que el Mesías debía padecer y resucitar de entre los muertos. Y les decía: "Este Mesías es precisamente el Jesús que yo les anuncio."

4 Hubo algunos que se convencieron y formaron un grupo en torno a Pablo y Silas. Lo mismo hicieron un buen número de griegos, de los "que temen a Dios", y no pocas mujeres de la alta sociedad.

5 Los judíos no se quedaron pasivos: reunieron a unos cuantos vagos y maleantes, armaron un motín y alborotaron la ciudad. Hicieron una demostración frente a la casa de Jasón, pues querían a Pablo y Silas para llevarlos ante la asamblea del pueblo.

6 Pero al no encontrarlos allí, arrastraron a Jasón y a otros creyentes ante los magistrados de la ciudad, gritando: "Esos hombres que han revolucionado todo el mundo han llegado también hasta aquí

7 y Jasón los ha hospedado en su casa. Todos ellos objetan los decretos del César pues afirman que hay otro rey, Jesús."

8 Lograron impresionar al pueblo y a los magistrados que los oían,

9 los cuales exigieron una fianza a Jasón y a los demás hermanos antes de dejarlos en libertad.

10 Aquella misma noche los hermanos enviaron a Pablo y Silas a la ciudad de Berea. Al llegar se dirigieron a la sinagoga de los judíos.

11 Estos eran mejores que los de Tesalónica, y recibieron el mensaje con mucha disponibilidad. Diariamente examinaban las Escrituras para comprobar si las cosas eran así.

12 Un buen número de ellos abrazó la fe y, de entre los griegos, algunas mujeres distinguidas y también bastantes hombres.

13 Pero cuando los judíos de Tesalónica se enteraron de que Pablo estaba predicando la Palabra de Dios en Berea, fueron también allá para agitar al pueblo y crear disturbios.

14 Inmediatamente los hermanos hicieron salir a Pablo hacia la costa, mientras Silas y Timoteo se quedaban en Berea.

15 Los que acompañaban a Pablo lo llevaron a Atenas, y después regresaron a Berea con instrucciones para Timoteo y Silas de que fueran a reunirse con él lo antes posible.

16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu hervía viendo la ciudad plagada de ídolos.

17 Empezó a tener contactos en la sinagoga con judíos y con griegos que temían a Dios, hablando también con los que diariamente se encontraban en las plazas de la ciudad.

18 Algunos filósofos epicúreos y estoicos entablaron conversación con él. Unos preguntaban: "¿Qué querrá decir este charlatán?", mientras otros comentaban: "Parece ser un predicador de dioses extranjeros." Porque le oían hablar de "Jesús" y de "la Resurrección".

19 Lo tomaron y lo llevaron con ellos a la sala del Areópago, diciendo: "¿Podemos saber cuál es esa nueva doctrina que enseñas?

20 Nos zumban los oídos con esas cosas tan raras que nos cuentas, y nos gustaría saber de qué se trata."

21 Se sabe que para todos los atenienses y los extranjeros que viven allí, no hay mejor pasatiempo que contar o escuchar las últimas novedades.

22 Entonces Pablo se puso de pie en medio del Areópago, y les dijo: "Ciudadanos de Atenas, veo que son personas sumamente religiosas.

23 Mientras recorría la ciudad contemplando sus monumentos sagrados, he encontrado un altar con esta inscripción: "Al Dios desconocido." Pues bien, lo que ustedes adoran sin conocer, es lo que yo vengo a anunciarles.

24 El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él no vive en santuarios fabricados por humanos, pues es Señor del Cielo y de la tierra,

25 y tampoco necesita ser servido por manos humanas, pues ¿qué le hace falta al que da a todos la vida, el aliento y todo lo demás?

26 Habiendo sacado de un solo tronco toda la raza humana, quiso que se estableciera sobre toda la faz de la tierra, y fijó para cada pueblo cierto lugar y cierto momento de la historia.

27 Habían de buscar por sí mismos a Dios, aunque fuera a tientas: tal vez lo encontrarían.

28 En realidad no está lejos de cada uno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos, como dijeron algunos poetas de ustedes: "Somos también del linaje de Dios."

29 Si de verdad somos del linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad se parezca a las creaciones del arte y de la fantasía humanas, ya sean de oro, plata o piedra.

30 Ahora precisamente, Dios quiere superar esos tiempos de ignorancia, y pide a todos los hombres de todo el mundo un cambio total.

31 Tiene ya fijado un día en que juzgará a todo el mundo con justicia, valiéndose de un hombre que ha designado, y al que todos pueden creer, pues él lo ha resucitado de entre los muertos."

32 Cuando oyeron hablar de resurrección de los muertos, unos empezaron a burlarse de Pablo, y otros le decían: "Sobre esto te escucharemos en otra ocasión."

33 Así fue como Pablo salió de entre ellos.

34 Algunos hombres, sin embargo, se unieron a él y abrazaron la fe, entre ellos Dionisio, miembro del Areópago, una mujer llamada Damaris y algunos otros.