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La Palabra de Dios preservada y viva

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JEREMIAS 2 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

2 Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada.

3 Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová.

4 Oíd la palabra de Jehová, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel.

5 Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?

6 Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre?

7 Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad.

8 Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha.

9 Por tanto, contenderé aún con vosotros, dijo Jehová, y con los hijos de vuestros hijos pleitearé.

10 Porque pasad a las costas de Quitim y mirad; y enviad a Cedar, y considerad cuidadosamente, y ved si se ha hecho cosa semejante a esta.

11 ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha.

12 Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová.

13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

14 ¿Es Israel siervo? ¿es esclavo? ¿Por qué ha venido a ser presa?

15 Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz, y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador.

16 Aun los hijos de Menfis y de Tafnes te quebrantaron la coronilla.

17 ¿No te acarreó esto el haber dejado a Jehová tu Dios, cuando te conducía por el camino?

18 Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del Eufrates?

19 Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.

20 Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus ataduras, y dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso te echabas como ramera.

21 Te planté de vid escogida, simiente verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid extraña?

22 Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor.

23 ¿Cómo puedes decir: No soy inmunda, nunca anduve tras los baales? Mira tu proceder en el valle, conoce lo que has hecho, dromedaria ligera que tuerce su camino,

24 asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento. De su lujuria, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se fatigarán, porque en el tiempo de su celo la hallarán.

25 Guarda tus pies de andar descalzos, y tu garganta de la sed. Mas dijiste: No hay remedio en ninguna manera, porque a extraños he amado, y tras ellos he de ir.

26 Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto, así se avergonzará la casa de Israel, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas,

27 que dicen a un leño: Mi padre eres tú; y a una piedra: Tú me has engendrado. Porque me volvieron la cerviz, y no el rostro; y en el tiempo de su calamidad dicen: Levántate, y líbranos.

28 ¿Y dónde están tus dioses que hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te podrán librar en el tiempo de tu aflicción; porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses.

29 ¿Por qué porfías conmigo? Todos vosotros prevaricasteis contra mí, dice Jehová.

30 En vano he azotado a vuestros hijos; no han recibido corrección. Vuestra espada devoró a vuestros profetas como león destrozador.

31 ¡Oh generación! atended vosotros a la palabra de Jehová. ¿He sido yo un desierto para Israel, o tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: Somos libres; nunca más vendremos a ti?

32 ¿Se olvida la virgen de su atavío, o la desposada de sus galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días.

33 ¿Por qué adornas tu camino para hallar amor? Aun a las malvadas enseñaste tus caminos.

34 Aun en tus faldas se halló la sangre de los pobres, de los inocentes. No los hallaste en ningún delito; sin embargo, en todas estas cosas dices:

35 Soy inocente, de cierto su ira se apartó de mí. He aquí yo entraré en juicio contigo, porque dijiste: No he pecado.

36 ¿Para qué discurres tanto, cambiando tus caminos? También serás avergonzada de Egipto, como fuiste avergonzada de Asiria.

37 También de allí saldrás con tus manos sobre tu cabeza, porque Jehová desechó a aquellos en quienes tú confiabas, y no prosperarás por ellos.

  X


1 Se me comunicó una palabra de Yavé: "Anda y grita a los oídos de Jerusalén":

2 Así dice Yavé: "Aún me acuerdo de la pasión de tu juventud, de tu cariño como de novia, cuando me seguías por el desierto, por la tierra sin cultivar."

3 Israel era la cosa sagrada de Yavé, la parte mejor de su cosecha. Quien comiera de sus frutos tenía que pagar y pronto le venía la desgracia -palabra de Yavé.

4 Gente de Israel, con todas sus familias, escuchen lo que dice Yavé:

5 ¿Acaso sus padres me hallaron desleal, para que se alejaran de mí? Pues se fueron a cosas despreciables y, con esto, se hicieron despreciables.

6 Ya no preguntan: ¿Dónde está Yavé, que nos hizo salir de Egipto y nos llevó a través del desierto, tierra de estepas y barrancas, tierra árida y tenebrosa, tierra sin habitantes y por donde no transita nadie?

7 Yo soy quien los condujo al jardín de la tierra para que gozaran sus bienes y comieran los mejores frutos. Pero apenas llegaron a mi país, lo profanaron, y mancharon mi herencia.

8 Los sacerdotes ya no se preguntan: ¿Dónde está Yavé? ¡Los dueños de mi enseñanza no me conocen! Los pastores de mi pueblo se rebelaron contra mí, y los profetas consultaron a dioses inútiles, dando respuestas en nombre de Baal.

9 Por eso, les he metido pleito a esa gente -palabra de Yavé-, y aún lo seguiré con los hijos de sus hijos.

10 Vayan, pues, a las islas y miren, manden al país de Quedar y pregunten para saber dónde pasó algo igual que aquí.

11 ¿Qué nación cambió sus dioses? -aunque en verdad no son dioses-. Y mi pueblo cambia a su Dios glorioso por algo que no sirve.

12 Que los cielos se asombren y tiemblen espantados por eso -palabra de Yavé-;

13 doble falta ha cometido mi pueblo: me ha abandonado a mí, que soy manantial de aguas vivas, y se han cavado pozos, pozos agrietados que no retendrán el agua.

14 ¿Acaso yo te había hecho esclavo, o te había sometido a algún dueño? ¿Por qué, pues, ahora saquean a Israel?

15 Contra ti han rugido leones, tu tierra ha sido desolada, tus ciudades, incendiadas y despobladas.

16 Hasta los egipcios de Nof y de Tajfanjes te han humillado.

17 ¿Acaso no sucedió esto porque has abandonado a Yavé, tu Dios, que te indicaba el camino?

18 ¿Para qué llamas a Egipto?, ¿acaso te sanarán las aguas del Nilo? ¿Y para qué llamas a Asur?, ¿apagarán tu sed las aguas del río?

19 Tus mismas faltas te castigan y tus infidelidades te condenan. Reconoce y comprueba cuán malo y amargo resulta abandonar a Yavé, tu Dios, y dejar de temerme a mí -palabra de Yavé Sabaot-.

20 Hace tiempo que has quebrado el yugo, soltándote de sus lazos. Tú dijiste: "Yo no quiero servir." Y sobre cualquier loma, bajo cualquier árbol frondoso, te tendías como una prostituta.

21 Yo te había plantado como una parra fina. ¿Cómo has pasado a ser para mí viña degenerada?

22 Aunque te laves, te limpies y te restriegues, ante mí no desaparecerá la mancha de tus faltas -palabra de Yavé-.

23 Todavía te atreves a decir: "No estoy manchada, no he ido tras los Baales." Mira en el valle las huellas de tus pasos, y reconoce lo que has hecho, camella fácil, que va coqueteando por los caminos;

24 burra salvaje suelta en el desierto, que en el ardor de su pasión olfatea el viento. ¿Quién calmará su celo?

25 El que la busca sabe dónde encontrarla. Pero tú dices: "¡No, déjame!, a mí me gustan los extranjeros y tras ellos quiero ir."

26 Así como se avergüenza un ladrón cuando lo pillan, así se avergonzarán los hombres de Israel, ellos, sus reyes y sus jefes, sus sacerdotes y sus profetas,

27 que dicen a un palo: "Tú eres mi padre", y a una piedra: "Tú me diste la vida." Ellos me dan la espalda, en vez de mostrarme su cara. Pero cuando les pase una desgracia, gritarán diciéndome: "¡Levántate, sálvanos!"

28 Pues, ¿dónde están tus dioses que tú mismo hiciste? ¡A ver si te salvan en el tiempo de tu desgracia! Porque tus dioses, pueblo de Judá, son tan numerosos como tus ciudades.

29 ¿Por qué quieren ustedes meterme en pleito, cuando todos ustedes me han traicionado?, dice Yavé.

30 Inútilmente he corregido a sus hijos, ya que nadie me ha hecho caso. La espada, más feroz que un león, ha devorado a sus profetas, pero no entendieron.

31 ¿He sido yo para Israel un desierto o una tierra cubierta de espinos? ¿Por qué, entonces, dice mi pueblo: "Nos apartamos de ti, no queremos verte más?"

32 ¿Puede una joven olvidarse de sus adornos o una novia de su cinturón? Y, sin embargo, mi pueblo me ha olvidado, hace ya mucho tiempo.

33 Qué bien andaban tus pies en busca de amor. Conoces todos los caminos, aun los del crimen.

34 Mira tus manos manchadas con sangre, no de bandidos sorprendidos en el crimen sino que de inocentes.

35 Sin embargo, dices: "Soy inocente ¿por qué no se aparta de mí la ira de Yavé?" Pues bien, aquí te voy a rebatir: Sí, tú pecaste.

36 ¿Hasta dónde no correrás? Pero será en vano: como te engañó Asur también te engañará Egipto.

37 También de ahí saldrás con las manos en la cabeza, porque a Yavé no le gustan aquellos en que confías, y no te irá bien con ellos.