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NEHEMIAS 4 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos.

2 Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?

3 Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará.

4 Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio.

5 No cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban.

6 Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.

7 Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho;

8 y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.

9 Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche.

10 Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro.

11 Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra.

12 Pero sucedió que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos, nos decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre vosotros.

13 Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos.

14 Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.

15 Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea.

16 Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá.

17 Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada.

18 Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí.

19 Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos unos de otros.

20 En el lugar donde oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros.

21 Nosotros, pues, trabajábamos en la obra; y la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta que salían las estrellas.

22 También dije entonces al pueblo: Cada uno con su criado permanezca dentro de Jerusalén, y de noche sirvan de centinela y de día en la obra.

23 Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se desnudaba solamente para bañarse.

  X


1 Sambalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los vecinos de Azoto vieron que la reparación de la muralla adelantaba y que los hoyos empezaban a taparse. Se enojaron mucho,

2 y todos se pusieron de acuerdo para atacar a Jerusalén y humillarme a mí.

3 Rogamos, pues, a nuestro Dios, y montamos guardia día y noche.

4 El pueblo de Judá decía: "Ya fallan las fuerzas de los cargadores y todavía quedan muchos escombros, nunca podremos rehacer la muralla."

5 Y nuestros enemigos decían: "Los vamos a asaltar por sorpresa antes de que se enteren. Matémoslos y no se hablará más de su proyecto."

6 Pero algunos judíos que vivían con ellos vinieron diez veces a avisarnos de todos los lugares de donde iban a salir contra nosotros.

7 Entonces ordené que la gente se colocara detrás de la muralla, ahí donde tenía menos altura; los dispuse por familias, a cada uno con sus espadas, lanzas y arcos.

8 Tenían miedo, pero me levanté y dije a los notables, a los consejeros y al resto del pueblo: "Acuérdense del Señor, grande y formidable, y peleen por sus hermanos, hijos e hijas, por sus mujeres y sus casas."

9 Cuando nuestros enemigos supieron que estábamos avisados, Dios quiso que se desbarataran sus planes, y todos volvimos a la muralla, cada cual a su trabajo.

10 Pero desde ese día, sólo la mitad de mis hombres tomaba parte en el trabajo; la otra mitad, con arcos, lanzas, escudos y corazas, estaba detrás de los nuestros.

11 Los cargadores cargaban con una mano, teniendo un arma en la otra,

12 y los constructores llevaban una espada colgada a la cintura. Había un corneta junto a mí, para tocar el cuerno.

13 Les dije a los notables, a los consejeros y al resto del pueblo: "Los trabajos tienen mucha extensión y nosotros estamos repartidos a lo largo de la muralla, lejos uno de otro,

14 así que ustedes acudirán a donde escuchen el sonido del cuerno y nuestro Dios peleará por nosotros."

15 Así ordenamos el trabajo desde el comienzo de la mañana hasta que salían las estrellas, la mitad de nosotros con el arma en la mano.

16 También le dije al pueblo: "Todos pasarán la noche en Jerusalén con sus criados. Así haremos guardia de noche y trabajaremos de día."

17 Pero yo, mis hermanos, mi gente y los hombres de guardia que me seguían, no nos quitábamos la ropa para dormir. Cada uno llevaba sus armas encima.