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PROVERBIOS 6 Paralela rv60
y bla95

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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, Si has empeñado tu palabra a un extraño,

2 Te has enlazado con las palabras de tu boca, Y has quedado preso en los dichos de tus labios.

3 Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, Ya que has caído en la mano de tu prójimo; Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.

4 No des sueño a tus ojos, Ni a tus párpados adormecimiento;

5 Escápate como gacela de la mano del cazador, Y como ave de la mano del que arma lazos.

6 Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio;

7 La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor,

8 Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.

9 Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?

10 Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo;

11 Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre armado.

12 El hombre malo, el hombre depravado, Es el que anda en perversidad de boca;

13 Que guiña los ojos, que habla con los pies, Que hace señas con los dedos.

14 Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo; Siembra las discordias.

15 Por tanto, su calamidad vendrá de repente; Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.

16 Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma:

17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente,

18 El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal,

19 El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos. Amonestación contra el adulterio

20 Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre;

21 Atalos siempre en tu corazón, Enlázalos a tu cuello.

22 Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; Hablarán contigo cuando despiertes.

23 Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen,

24 Para que te guarden de la mala mujer, De la blandura de la lengua de la mujer extraña.

25 No codicies su hermosura en tu corazón, Ni ella te prenda con sus ojos;

26 Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; Y la mujer caza la preciosa alma del varón.

27 ¿Tomará el hombre fuego en su seno Sin que sus vestidos ardan?

28 ¿Andará el hombre sobre brasas Sin que sus pies se quemen?

29 Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; No quedará impune ninguno que la tocare.

30 No tienen en poco al ladrón si hurta Para saciar su apetito cuando tiene hambre;

31 Pero si es sorprendido, pagará siete veces; Entregará todo el haber de su casa.

32 Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma el que tal hace.

33 Heridas y vergüenza hallará, Y su afrenta nunca será borrada.

34 Porque los celos son el furor del hombre, Y no perdonará en el día de la venganza.

35 No aceptará ningún rescate, Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.

  X


1 Hijo mío, si has servido de aval a un compañero, si te has comprometido con un desconocido,

2 estás amarrado por tus propias palabras, eres prisionero de tus compromisos.

3 Pues bien, haz esto, hijo mío: ¡libérate lo más pronto! ¿no ves que estás a merced de otro? ¡Anda a verlo, ponte de rodillas, suplícale!

4 ¡No concedas sueño a tus ojos ni descanso a tus párpados;

5 tienes que librarte, como el ciervo de la trampa, como el pájaro de la red!

6 Flojo, anda a ver a la hormiga, mira como se mueve y se hace sabia.

7 En su casa no hay jefe, ni supervisor, ni mayordomo;

8 pero junta en verano provisiones, amontona su alimento en tiempo de cosecha.

9 ¿Flojo, hasta cuándo vas a seguir echado? ¿Cuándo vas a levantarte de tu cama?

10 Duermes un poco, después sueñas un momento, luego estiras los brazos cruzados...

11 y de pronto te sorprende la pobreza como un vagabundo, la miseria cae sobre ti como un ladrón.

12 El pillo, el marrullero, anda con risitas;

13 guiña un ojo, arrastra los pies, hace sonar los dedos.

14 Está siempre preparando alguna trampa, anda buscando peleas en todo momento.

15 Pero también, sin que lo advierta, caerá sobre él la desgracia, será derribado de un golpe y no se repondrá.

16 Hay seis cosas que detesta el Señor, y hasta siete que le causan horror:

17 la mirada despreciativa, la lengua mentirosa, las manos que derraman sangre inocente,

18 el corazón que medita intenciones culpables, los pies que corren impacientes a hacer el mal,

19 el testigo falso que habla para mentir, y el hombre que provoca la discordia entre hermanos.

20 Hijo mío, observa los consejos de tu padre, no rechaces la enseñanza de tu madre.

21 Mantenlos bien amarrados en tu corazón, cuélgalos de tu cuello.

22 Ellos guiarán tus pasos; en tu sueño velarán por ti y te aconsejarán apenas despiertes.

23 El mandamiento es una lámpara, la Ley, una luz; las correcciones te enseñan el camino de la vida.

24 Te protegerán de la mala mujer, de las palabras zalameras de la mujer de otro.

25 No sueñes con su belleza, ni te dejes conquistar por sus miradas.

26 La prostituta no busca más que un trozo de pan, pero la mujer adúltera lo que quiere es una vida preciosa.

27 ¿Se pueden llevar brasas en los bolsillos sin que se queme la ropa?

28 ¿Se puede caminar por carbones encendidos sin que se quemen los pies?

29 Lo mismo pasa con el que va donde la mujer de su prójimo: el que la toca no quedará sin castigo.

30 No se condena al ladrón hambriento que roba para llenar su estómago.

31 Pero si es pillado, tendrá que pagar siete veces más: y en eso se le irá toda su casa.

32 ¡Cuánto más loco el que le levanta al prójimo su mujer! El que lo hace, se pierde a sí mismo.

33 Cosechará golpes y deshonra, dejará en ello su reputación.

34 Porque los celos pondrán furioso al marido; en la primera oportunidad se vengará sin compasión.

35 No aceptará excusa alguna, tus regalos no lo conmoverán.