2 REYES 4:24 Contexto

Entonces ella subió y lo acostó sobre el lecho del hombre del Dios [verdadero] y le cerró la puerta y salió. Entonces llamó a su esposo y dijo: “Envíame, sí, por favor, uno de los servidores y una de las asnas, y déjame correr hasta donde está el hombre del Dios [verdadero], y volver”. Pero él dijo: “¿Por qué vas a él hoy? No es luna nueva ni sábado”. Sin embargo, ella dijo: “Está bien”. De modo que ella aparejó el asna y dijo a su servidor: “Guía y sigue adelante. No te detengas de cabalgar a causa de mí, a no ser que te lo haya dicho”. Y ella procedió a irse y llegar al hombre del Dios [verdadero] en el monte Carmelo. Y aconteció que, tan pronto como el hombre del Dios [verdadero] la vio a la distancia, inmediatamente dijo a Guehazí su servidor: “¡Mira! La sunamita allá. Ahora, por favor, corre a su encuentro y dile: ‘¿Te va bien? ¿Le va bien a tu esposo? ¿Le va bien al niño?’”. A lo cual ella dijo: “Va bien”. Cuando ella llegó al hombre del Dios [verdadero] en la montaña, en seguida lo asió de los pies. Ante esto, Guehazí se acercó para empujarla de allí, pero el hombre del Dios [verdadero] dijo: “Déjala, porque amargada está su alma dentro de ella; y Jehová mismo me lo ha escondido y no me lo ha informado”.

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Referencia Cruzada de 2 REYES 4:24