“ Más tarde se lo vertieron a los hombres para que comieran. Y aconteció que, tan pronto como comieron del guisado, ellos mismos clamaron y empezaron a decir: “Hay muerte en la olla, oh hombre del Dios [verdadero]”. Y no pudieron comer.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)