3 Felices son los que observan lo justo, que hacen justicia todo el tiempo.
4 Acuérdate de mí, oh Jehová, con la buena voluntad hacia tu pueblo. Cuídame con tu salvación,
6 Hemos pecado, lo mismo que nuestros antepasados; hemos obrado mal; hemos actuado inicuamente.
8 Y él procedió a salvarlos por causa de su nombre, para dar a conocer su poderío.
10 y así los salvó de la mano del odiador y los reclamó de la mano del enemigo.
11 Y las aguas procedieron a cubrir a sus adversarios; ni uno de ellos quedó.
12 Entonces tuvieron fe en su palabra; empezaron a cantar su alabanza.
13 Rápidamente olvidaron sus obras; no esperaron su consejo.
15 Y él procedió a concederles su solicitud, y a enviar una enfermedad de extenuación en su alma.
16 Y empezaron a envidiar a Moisés en el campamento, aun a Aarón, el santo de Jehová.
17 La tierra entonces se abrió, y se tragó a Datán, y cubrió a la asamblea de Abiram.
18 Y un fuego empezó a arder entre su asamblea; una llama misma empezó a devorar a los inicuos.
19 Además, ellos hicieron un becerro en Horeb y se inclinaron ante una imagen fundida,
20 de modo que trocaron mi gloria por una representación de un toro, uno que come vegetación.
21 Olvidaron a Dios su Salvador, el Hacedor de cosas grandes en Egipto,
22 de obras maravillosas en la tierra de Cam, de cosas inspiradoras de temor en el mar Rojo.
24 Y se pusieron a menospreciar la tierra deseable; no tuvieron fe en la palabra de él.
25 Y siguieron refunfuñando en sus tiendas; no escucharon la voz de Jehová.
27 y que haría caer a la prole de ellos entre las naciones, y que los esparciría entre las tierras.
28 Y ellos empezaron a apegarse a Baal de Peor y a comer los sacrificios de los muertos.
29 Puesto que estaban causando ofensa por sus tratos, un azote ahora prorrumpió entre ellos.
30 Cuando Finehás se puso de pie e intervino, entonces el azote se detuvo.
33 Porque le amargaron el espíritu y él empezó a hablar imprudentemente con sus labios.
34 No aniquilaron a los pueblos, como Jehová les había dicho.
35 Y empezaron a mezclarse con las naciones, y se pusieron a aprender sus obras.
36 Y siguieron sirviendo a sus ídolos, y estos llegaron a ser un lazo para ellos.
37 Y sacrificaban sus hijos y sus hijas a demonios.
39 Y se hicieron inmundos por sus obras, y siguieron teniendo ayuntamiento inmoral por sus tratos.
40 Y la cólera de Jehová empezó a arder contra su pueblo, y él llegó a detestar su herencia.
41 Y repetidas veces los dio en mano de las naciones, para que los gobernaran los que los odiaban,
42 y para que sus enemigos los oprimieran, y para que fueran sojuzgados bajo la mano de ellos.
44 Y él veía la angustia de ellos cuando oía su clamor rogativo.
46 Y les otorgaba ser objeto de piedad delante de todos los que los tenían cautivos.