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2 SAMUEL 19 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Dieron aviso a Joab: He aquí el rey llora, y hace duelo por Absalón.

2 Y se volvió aquel día la victoria en luto para todo el pueblo; porque oyó decir el pueblo aquel día que el rey tenía dolor por su hijo.

3 Y entró el pueblo aquel día en la ciudad escondidamente, como suele entrar a escondidas el pueblo avergonzado que ha huido de la batalla.

4 Mas el rey, cubierto el rostro, clamaba en alta voz: ¡Hijo mío Absalón, Absalón, hijo mío, hijo mío!

5 Entonces Joab vino al rey en la casa, y dijo: Hoy has avergonzado el rostro de todos tus siervos, que hoy han librado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y la vida de tus mujeres, y la vida de tus concubinas,

6 amando a los que te aborrecen, y aborreciendo a los que te aman; porque hoy has declarado que nada te importan tus príncipes y siervos; pues hoy me has hecho ver claramente que si Absalón viviera, aunque todos nosotros estuviéramos muertos, entonces estarías contento.

7 Levántate pues, ahora, y ve afuera y habla bondadosamente a tus siervos; porque juro por Jehová que si no sales, no quedará ni un hombre contigo esta noche; y esto te será peor que todos los males que te han sobrevenido desde tu juventud hasta ahora.

8 Entonces se levantó el rey y se sentó a la puerta, y fue dado aviso a todo el pueblo, diciendo: He aquí el rey está sentado a la puerta. Y vino todo el pueblo delante del rey; pero Israel había huido, cada uno a su tienda.

9 Y todo el pueblo disputaba en todas las tribus de Israel, diciendo: El rey nos ha librado de mano de nuestros enemigos, y nos ha salvado de mano de los filisteos; y ahora ha huido del país por miedo de Absalón.

10 Y Absalón, a quien habíamos ungido sobre nosotros, ha muerto en la batalla. ¿Por qué, pues, estáis callados respecto de hacer volver al rey?

11 Y el rey David envió a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, diciendo: Hablad a los ancianos de Judá, y decidles: ¿Por qué seréis vosotros los postreros en hacer volver el rey a su casa, cuando la palabra de todo Israel ha venido al rey para hacerle volver a su casa?

12 Vosotros sois mis hermanos; mis huesos y mi carne sois. ¿Por qué, pues, seréis vosotros los postreros en hacer volver al rey?

13 Asimismo diréis a Amasa: ¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Así me haga Dios, y aun me añada, si no fueres general del ejército delante de mí para siempre, en lugar de Joab.

14 Así inclinó el corazón de todos los varones de Judá, como el de un solo hombre, para que enviasen a decir al rey: Vuelve tú, y todos tus siervos.

15 Volvió, pues, el rey, y vino hasta el Jordán. Y Judá vino a Gilgal para recibir al rey y para hacerle pasar el Jordán.

16 Y Simei hijo de Gera, hijo de Benjamín, que era de Bahurim, se dio prisa y descendió con los hombres de Judá a recibir al rey David.

17 Con él venían mil hombres de Benjamín; asimismo Siba, criado de la casa de Saúl, con sus quince hijos y sus veinte siervos, los cuales pasaron el Jordán delante del rey.

18 Y cruzaron el vado para pasar a la familia del rey, y para hacer lo que a él le pareciera. Entonces Simei hijo de Gera se postró delante del rey cuando él hubo pasado el Jordán,

19 y dijo al rey: No me culpe mi señor de iniquidad, ni tengas memoria de los males que tu siervo hizo el día en que mi señor el rey salió de Jerusalén; no los guarde el rey en su corazón.

20 Porque yo tu siervo reconozco haber pecado, y he venido hoy el primero de toda la casa de José, para descender a recibir a mi señor el rey.

21 Respondió Abisai hijo de Sarvia y dijo: ¿No ha de morir por esto Simei, que maldijo al ungido de Jehová?

22 David entonces dijo: ¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia, para que hoy me seáis adversarios? ¿Ha de morir hoy alguno en Israel? ¿Pues no sé yo que hoy soy rey sobre Israel?

23 Y dijo el rey a Simei: No morirás. Y el rey se lo juró.

24 También Mefi-boset hijo de Saúl descendió a recibir al rey; no había lavado sus pies, ni había cortado su barba, ni tampoco había lavado sus vestidos, desde el día en que el rey salió hasta el día en que volvió en paz.

25 Y luego que vino él a Jerusalén a recibir al rey, el rey le dijo: Mefi-boset, ¿por qué no fuiste conmigo?

26 Y él respondió: Rey señor mío, mi siervo me engañó; pues tu siervo había dicho: Enalbárdame un asno, y montaré en él, e iré al rey; porque tu siervo es cojo.

27 Pero él ha calumniado a tu siervo delante de mi señor el rey; mas mi señor el rey es como un ángel de Dios; haz, pues, lo que bien te parezca.

28 Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú pusiste a tu siervo entre los convidados a tu mesa. ¿Qué derecho, pues, tengo aún para clamar más al rey?

29 Y el rey le dijo: ¿Para qué más palabras? Yo he determinado que tú y Siba os dividáis las tierras.

30 Y Mefi-boset dijo al rey: Deja que él las tome todas, pues que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa.

31 También Barzilai galaadita descendió de Rogelim, y pasó el Jordán con el rey, para acompañarle al otro lado del Jordán.

32 Era Barzilai muy anciano, de ochenta años, y él había dado provisiones al rey cuando estaba en Mahanaim, porque era hombre muy rico.

33 Y el rey dijo a Barzilai: Pasa conmigo, y yo te sustentaré conmigo en Jerusalén.

34 Mas Barzilai dijo al rey: ¿Cuántos años más habré de vivir, para que yo suba con el rey a Jerusalén?

35 De edad de ochenta años soy este día. ¿Podré distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo es? ¿Tomará gusto ahora tu siervo en lo que coma o beba? ¿Oiré más la voz de los cantores y de las cantoras? ¿Para qué, pues, ha de ser tu siervo una carga para mi señor el rey?

36 Pasará tu siervo un poco más allá del Jordán con el rey; ¿por qué me ha de dar el rey tan grande recompensa?

37 Yo te ruego que dejes volver a tu siervo, y que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Mas he aquí a tu siervo Quimam; que pase él con mi señor el rey, y haz a él lo que bien te pareciere.

38 Y el rey dijo: Pues pase conmigo Quimam, y yo haré con él como bien te parezca; y todo lo que tú pidieres de mí, yo lo haré.

39 Y todo el pueblo pasó el Jordán; y luego que el rey hubo también pasado, el rey besó a Barzilai, y lo bendijo; y él se volvió a su casa.

40 El rey entonces pasó a Gilgal, y con él pasó Quimam; y todo el pueblo de Judá acompañaba al rey, y también la mitad del pueblo de Israel.

41 Y he aquí todos los hombres de Israel vinieron al rey, y le dijeron: ¿Por qué los hombres de Judá, nuestros hermanos, te han llevado, y han hecho pasar el Jordán al rey y a su familia, y a todos los siervos de David con él?

42 Y todos los hombres de Judá respondieron a todos los de Israel: Porque el rey es nuestro pariente. Mas ¿por qué os enojáis vosotros de eso? ¿Hemos nosotros comido algo del rey? ¿Hemos recibido de él algún regalo?

43 Entonces respondieron los hombres de Israel, y dijeron a los de Judá: Nosotros tenemos en el rey diez partes, y en el mismo David más que vosotros. ¿Por qué, pues, nos habéis tenido en poco? ¿No hablamos nosotros los primeros, respecto de hacer volver a nuestro rey? Y las palabras de los hombres de Judá fueron más violentas que las de los hombres de Israel.

  X


1 El rey se emocionó mucho, subió a la habitación que había sobre la puerta y se puso a llorar, diciendo entre sollozos: "Absalón, ¡hijo mío! ¡Hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! Ojalá yo hubiera muerto en lugar tuyo, ¡hijo mío!"

2 Joab supo que el rey lloraba y se lamentaba por Absalón.

3 Y aquel día, la victoria se cambió en luto para todo el ejército, pues todos supieron que el rey lloraba la muerte de su hijo.

4 Por ello, las tropas entraron a la ciudad silenciosamente, como entra avergonzada la gente, después de huir de la batalla.

5 El rey, mientras tanto, con el rostro cubierto, daba fuertes gritos, diciendo: "Hijo mío, ¡Absalón!, Absalón, hijo mío..., ¡hijo mío!"

6 Joab entró a la casa del rey y le dijo: "Hoy llenas de vergüenza a todos los que lucharon por ti, salvando tu vida y la de toda tu familia.

7 Pues, con tu actitud, muestras que amas al que te odia y que odias al que te ama. Hoy has mostrado lo poco que te importan tus oficiales y tus soldados, y bien se ve que estarías feliz si hubiéramos muerto todos nosotros y no Absalón.

8 Por ello, levántate, sal y agradece a tus soldados, que si no sales, te juro por Yavé que esta misma noche no te quedará ningún soldado y ésta será la peor de las desgracias que te haya sucedido desde tu niñez hasta el día de hoy."

9 Entonces el rey se levantó y se sentó junto a la puerta. Cuando se supo que el rey estaba sentado a la puerta, vino todo el ejército a presentarse delante de él. Los de Israel habían huido cada uno a su hogar.

10 En todas las tribus de Israel se escuchaba la misma queja: "El rey nos libró de nuestros enemigos, nos salvó de los filisteos y ahora tuvo que huir lejos de Absalón.

11 Pero como Absalón, a quien habíamos ungido como nuestro rey, ha muerto en la batalla, ¿por qué no hacen algo para que vuelva el rey?"

12 Al saberlo el rey, mandó decir a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: "Digan a los dirigentes de Judá: ¿Por qué van a ser los últimos en hacer que el rey vuelva a su casa?

13 Ustedes, que son mis hermanos, de mi misma raza, ¿van a ser los últimos?

14 Digan también a Amasá: ¿No eres tú de mis huesos y de mi carne? Que Dios me castigue si no te hago para siempre jefe de mi ejército, en lugar de Joab."

15 Entonces todos los hombres de Judá se pusieron de acuerdo como un solo hombre y mandaron a decir al rey: "Vuelve tú con toda tu gente."

16 El rey volvió y llegó al río Jordán. Los de Judá habían llegado hasta Guilgal, para salir y encontrar al rey, y ayudarlo a pasar el Jordán.

17 Semeí, hijo de Guera, de la tribu de Benjamín, que era de Bajurim, bajó apresuradamente con los hombres de la tribu de Judá al encuentro del rey David.

18 Lo acompañaban mil hombres de la tribu de Benjamín. También Sibá, mayordomo de la familia de Saúl, vino con sus quince hijos y veinte servidores. Pasaron el Jordán antes que el rey y se pusieron a su disposición,

19 ayudando a vadear el río a la familia del rey y haciendo todo lo que éste les pedía.

20 En cuanto a Semeí, hijo de Guera, se presentó al rey cuando hubo pasado el Jordán y le dijo: "Que mi señor el rey perdone y olvide la falta que cometí yo, su siervo, el día en que salía de Jerusalén; que no le dé importancia,

21 porque reconozco que he pecado y por eso hoy he sido el primero en la tribu de José en venir a su encuentro."

22 Entonces intervino Abisaí, hijo de Sarvia, diciendo: "¿Acaso Semeí no merece la muerte por haber maldecido al ungido de Yavé?"

23 Pero David le contestó: "¡Líbreme Dios de pensar como ustedes, hijos de Sarvia! ¿Por qué me dan este mal consejo? ¿En un día como éste va a morir alguien en Israel?

24 ¿Acaso no me doy cuenta que hoy vuelvo a ser rey de Israel?" Y dijo a Semeí: "No morirás." Y el rey se lo juró.

25 También vino a su encuentro Mipibaal, hijo de Saúl, que no se había lavado los pies ni las manos, ni arreglado su bigote, ni lavado su ropa, desde el día en que el rey se había marchado hasta que volvió en paz.

26 Cuando llegó de Jerusalén al encuentro del rey, éste le dijo:

27 "Mipibaal, ¿por qué no viniste conmigo?" El respondió: "Porque mi servidor me engañó, pues yo, siervo tuyo, le dije: "Ensilla el burro para montar en él e ir con el rey; porque soy cojo."

28 El me ha calumniado ante ti. Pero, como mi señor el rey es como un ángel de Dios, haz lo que mejor te parezca,

29 porque toda la familia de mi padre merecía la muerte de parte del rey y, sin embargo, tú me has puesto entre los que comen a tu mesa. ¿Con qué derecho, pues, podré exigirte algo?"

30 El rey le respondió: "¿Para qué tantas palabras? He decidido que tú y Sibá se repartan las tierras."

31 Mipibaal dijo al rey: "Puede llevárselo todo, ya que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa."

32 Barzilay, el anciano galaadita de ochenta años, bajó también de Roguelim para acompañar al rey en el paso del Jordán.

33 El le había proporcionado alimentos durante su permanencia en Majanaím, pues era un hombre de buena situación.

34 El rey le dijo: "Ven conmigo y en tu vejez te mantendré junto a mí en Jerusalén."

35 Pero Barzilay respondió: "Me quedan pocos años de vida para subir con el rey a Jerusalén.

36 Tengo ochenta años. Ya no distingo lo bueno y lo malo. Ya no saboreo ni lo que como ni lo que bebo, ni siquiera puedo oír la voz de los cantores.

37 ¿Para qué voy a ser una carga para ti? Te acompañaré un poco más allá del Jordán, pero no veo por qué me concedes esta recompensa.

38 Permíteme volver a mi ciudad para morir junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Que mi hijo Kimham, aquí presente, siga contigo.

39 Dale lo que tú quieras." El rey contestó: "Que venga conmigo Kimham; haré por él lo que quieras, y cuanto tú me pidas te lo concederé."

40 Después del rey, todo el pueblo atravesó el río Jordán. David besó y bendijo a Barzilay y éste volvió a su casa.

41 El rey se dirigió a Guilgal, acompañado de Kimham, de todo el ejército de Judá y de la mitad del ejército de Israel.

42 Los hombres de Israel se acercaron al rey y le dijeron: "¿Por qué nuestros hermanos, los hombres de Judá, te han poco menos que secuestrado? Ellos te han hecho cruzar el Jordán a ti con toda tu familia y todos tus partidarios."

43 Al oír esto, los hombres de Judá les respondieron: "Lo hacemos porque el rey es nuestro pariente. ¿Qué sacan con enojarse por eso? ¿Acaso vivimos a costa del rey o nos ha hecho algún regalo especial?"

44 Los de Israel respondieron: "Tenemos más derechos que ustedes sobre el rey, pues somos diez por uno; ¿por qué, pues, nos ofenden de esa manera? Además el rey nos debe más que a ustedes. ¿No hemos sido los primeros en hacer volver al rey David?" Pero los de Judá contestaron con palabras más duras.