“ Ahora bien, tan pronto como Esdras había orado y había hecho confesión, mientras lloraba y permanecía postrado delante de la casa del Dios [verdadero], los de Israel se juntaron a él, una congregación muy grande, hombres y mujeres y niños, porque el pueblo había llorado profusamente.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)